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Cartas al director

Bukele

Está claro que los salvadoreños han revestido a Bukele como presidente. El debate se suscita no obstante en torno a este dictador entronizado democráticamente. Es inevitable habida cuenta del profundo contraste entre sus enormes logros de seguridad, y sus métodos políticos alejados de lo ético. Una cosa se me antoja: la enorme facilidad con que aplicamos nuestro modelo a escenarios y situaciones completamente alejadas de la nuestra. Y es que El Salvador en absoluto se parece a España. Lo que ha movido y mueve a los salvadoreños no es el acceso a la vivienda, no es el informe Pisa, no es la penetración privada en su sistema universitario; tampoco su sistema sanitario universal. En El Salvador se han movido mucho tiempo por la mera subsistencia. Por preservar la vida de sus hijos ante las maras urbanas que campan a sus anchas, imponiendo un sistema de poder paralelo. Bukele ha hecho frente a la violencia con violencia y sin leyes escritas, pero ha despejado las calles de inmundicia. Ahora se puede ir al mercado; los niños caminan solos. Supongo que cuando lo que peligra es la propia existencia, lo primero es restaurar la seguridad. Solo a partir de ella se puede avanzar en otros parámetros de orden y de ley. Claro que, puede acaecer que sea precisamente en esta otra posterior faceta donde Bukele haga agua en unos pocos años. Dios dio determinación y fuerza a algunos, a los que privó de juicio, justicia y valores.