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Cartas al director

La desafección política

El filósofo griego Aristóteles, en su tratado Politica, definió al hombre como «animal político» (zoom politikon), para indicar que «el hombre es un ser social y racional que vive en sociedades organizadas políticamente y en cuyos asuntos públicos participa en mayor o menor medida, con el objetivo de lograr el bien común perseguido por la política: la felicidad de los ciudadanos».

Históricamente la idea de partido fue inherente a la concepción de poder compartido (antagónico a la idea de poder monopólico de la monarquía) y responsable ante las diversas partes de la sociedad que con el tiempo se consolidó como medio de expresión de la voluntad ciudadana y la acción del gobierno.

Inicialmente, la función primigenia de los partidos era promover la participación de la ciudadanía en la vida democrática y contribuir a la integración de la representación nacional, pero la transformación de dichos partidos en entes totalmente refractarios a las necesidades básicas de la ciudadanía, habrían provocado la desafección de amplias capas ciudadanas.

En conclusión, es urgente la renovación de las estructuras internas de los partidos políticos para asegurar una transversalidad que permita la implementación de canales de diálogo con los ciudadanos y les facilite la creación de espacios disponibles para la interacción libre. Ello facilitaría su participación en la confección de los programas electorales de los partidos así como de las listas de candidatos para las diversas elecciones, conjugando la representación con la acción para así evitar que la ciudadanía se vea condenada in eternis a ser solamente «animal político» en su vida privada.