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Cartas al director

Tsunami intelectual

España ha sido siempre, por tradición, cuna de grandes figuras del pensamiento en sus diversas facetas: literario, filosófico, social, político… No es así en los actuales tiempos que nos toca vivir: pobreza de espíritu e interés mendaz. Es lamentable tener que escribir estas líneas, pero es que la realidad lo es así tristemente. Se podría decir que en vez de pensadores tenemos vividores que se han sentado en el podio del poder y de la cultura, no para fomentarla sino para destruirla cerrando las puertas de acceso y obviando e ignorando cualquier mente destacada.

Es algo así como si un tsunami hubiese barrido la península, dejándola desolada. Los índices internacionales ya están marcando el bajo nivel de rendimiento y se fomenta que los títulos se acrediten con tan solo un mínimo de esfuerzo. Sí, es un cansancio generalizado el que invade el plantel educativo, significativamente el público.

Han soplado vientos desde muy diversas direcciones, vientos artificialmente provocados, para promover este interesado y exasperante terremoto cultural en aras de una falsa idea de libertad y que no es otra cosa que inmoral libertinaje: donde la mentira, la superchería, la rapacidad, la … se han elevado incluso a niveles gubernamentales y que aquellos de baja condición y exigencia en sus ideales aprovechan para desarrollar una actividad, asaz mezquina, hasta límites insospechados.

Ante tanta trapacería se hace, pues, necesario en primer lugar no rendirse, no claudicar. Hay que mantener la pugna porque el mal no puede triunfar sobre el bien. No caben posturas acomodaticias, sino que por el contrario hay que bregar pacientemente, con todos los medios al alcance, en aras de la excelencia intelectual: porque la ha habido, la hay y la habrá.