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Cartas al director

Un discurso errado

Ábalos sale en defensa de su honorabilidad que no permite que nadie ponga en duda, pero el inconsciente le traiciona al justificar su paso al Grupo Mixto para restituir su honor e insiste que se encuentra defraudado por el PSOE, al que ha dedicado toda su vida. Realmente no ha entendido nada.

Como representante público lo que esperamos de él es una disculpa a todos los españoles y que deje su único modus vivendi conocido desde su adolescencia, si realmente tiene vergüenza, para que la justicia pueda actuar con total libertad y sin intromisiones del Ejecutivo que, por cierto, ya ha anunciado una comisión de investigación, como si fuese la panacea.

Sí, una disculpa, porque ese exasesor tuyo, ahora investigado, rescatado de portero de prostíbulo y sin la adecuada formación, ocupase altos puestos de la administración, gracias a ti.

Admite, además, en su pobre y caótico discurso, que vislumbra su nivel intelectual, para sorpresa de todos que «las comisiones de los intermediarios eran obvias por la procedencia del material (China) y la situación excepcional que vivíamos».

Y finaliza afirmando que él siempre da la cara, pero no va a responder a las muchas preguntas que sabe que desean hacerle y se marcha fingiendo una entreverada sonrisa.

Como servidor público, si quería defender su honor ya va tarde, pues en el ejercicio de su cargo ministerial no se rodeó de los mejores y los datos recabados apuntan a presunta malversación, por cierto, rebajada premonitoriamente por los suyos que ahora «abanderan la ejemplaridad y la lucha contra la corrupción», en palabras de su portavoz parlamentario.

En fin, la puesta en escena es una auténtica ignominia. Mientras la calamidad asolaba al país, unos permitieron que otros a su cargo hicieran su agosto, creyéndose ambos impunes, dadas las vastas tragaderas de sus acólitos.