A disfrutar de lo votado

Todo indica que estamos asistiendo a la entrega del Estado, de España, al sectarismo de una izquierda antiespañola y al separatismo en que se han convertido unos nacionalismos trasnochados, echados al monte, resucitando un extraño carlismo invertido, tipo siglo XIX, queriendo cambiar aquel ideario español tradicional, unitario y católico, por las actuales pretensiones secesionistas de algunos sectores vascos y catalanes, ancladas en las inexistentes e inventadas singularidades históricas. Quizás hayamos vuelto a un pasado descrito por Antonio Machado: «Fue un tiempo de mentira, de infamia. A España toda, la malherida España, de Carnaval vestida nos la pusieron, pobre y escuálida y beoda, para que no acertara la mano con la herida». ¿Cuánto tiempo vamos a padecer un Gobierno apoyado en la ficción, el populismo y en los retales de unos partidos políticos que se sostienen del erario público, que no creen en España y quieren su disolución y que, por tanto, tenían que estar ilegalizados? Que Dios nos coja confesados y, como se suele decir, a disfrutar de lo votado y a padecer el injusto sistema electoral español, en el que pocos, que forman la ralea del nacionalismo y el separatismo, deciden por muchísimos, que son los españoles de corazón y vocación y que, por supuesto, quieren seguir siéndolo.