Cartas al director
El criminal carnaval de las mascarillas
La covid marcará un antes y un después en la Historia por el elevado número de muertes que se cobró y de víctimas que dejó con lesiones de diferente consideración; pero también por un amplísimo abanico de variados efectos. Como el pánico que propagaron desde las más altas instancias político-económicas, y la lógica sumisión universal que consiguieron; algo que podría repetirse en inquietantes experimentos sociales. En España, aquellos tristes recuerdos regresan con el (por ahora) caso Koldo y los escandalosos tejemanejes del Gobierno sanchista que, según vamos conociendo, resultan más alarmantes aún que el estado con que nos confinaron prorrogando ilegalmente los encierros.
Ya supimos que se burlaron de nosotros con un inexistente comité de expertos y con aquel baile de mascarillas (ahora sí, ahora no) que, al parecer y como no éramos capaces de producir (?), había que encargar urgentemente a empresas «cercanas» al Gobierno. Pero la burla llega a escarnio cuando nos enteramos de que, al tiempo que requisaban todo el material de protección sanitaria dejando inermes a los profesionales que se jugaban la vida en primera línea, tales empresas traían un material inservible para sus fines. Un negocio perfecto. En realidad, aquel «Salimos más fuertes» significaba «algunos saldremos mucho más ricos». Y mientras sucedían estos criminales chanchullos, millares de españoles morían en soledad, prohibida la cercanía de un familiar o de un amigo. Si esta corrupción a costa de la vida de tantos españoles, no se lleva por delante a todos los involucrados, será porque ya no hay justicia en España.