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Cartas al director

El problema catalán

A raíz del acuerdo que han llegado Pedro Sánchez con el prófugo de la Justicia, y que el primero pretende defender como una forma de solucionar el conflicto entre Cataluña y el resto de España, me viene a la memoria una parte del discurso más lúcido que sobre este presunto conflicto pronunció José Ortega y Gasset el 13 de mayo de 1932 en sede parlamentaria y que considero de una gran actualidad a pesar del tiempo transcurrido. Dice así:

«Pues bien, señores; yo sostengo que el problema catalán, como todos los parejos a él, que han existido y existen en otras naciones, es un problema que no se puede resolver, que sólo se puede conllevar, y al decir esto, conste que significo con ello, no sólo que los demás españoles tenemos que conllevarnos con los catalanes, sino que los catalanes también tienen que conllevarse con los demás españoles.»

¿Nos podemos conllevar los separatistas y sediciosos catalanes de ahora con los constitucionalistas demócratas de hoy? Desgraciadamente afirmó rotundamente que no. O sea, siguiendo la tesis del maestro Ortega, no es sólo que no tenga una resolución satisfactoria para ambas partes, salvo que se reforme la Constitución en su artículo 2, permitiendo la autodeterminación y la ruptura de la nación española, lo que no sitúa solución sino rendición, sino que ya ni siquiera es factible conllevarnos. Por lo tanto, estamos en una encrucijada histórica crucial, donde pactos intermedios ya son obsoletos. Ni siquiera un pacto federal sería aceptado por el prófugo y sus colegas. La Constitución ha permitido un desarrollo autonómico federalizante al máximo que ha sido despreciado por la otra parte.

En resumidas cuentas. O se reforma la Constitución para legalizar la ignominia y traición planteada por Pedro Sánchez o se aplica de forma sería y radical el artículo 155 de la Constitución suspendiendo la autonomía catalana durante un plazo razonable. Me gustaría que la situación no fuera tan extrema pero ante la debilidad y egoísmo de Pedro Sánchez y la posición ultra del prófugo pocas alternativas se presentan.