Las pateras de Marlaska

Los que llegan a las costas españolas en pateras no solo crean un problema de seguridad e higiene, también de humanidad. ¿Por qué Marruecos no lo impide? Si pasan por delante, por algo será. Hay que atenderlos como lo que son, seres humanos que huyen de la miseria y la pobreza. ¿Pone los medios el Gobierno para atenderlos? Empezando por Marlaska, parece ser que no. Les dejan en cualquier punto de España para que se busquen la vida.

Otra patera: ¿tiene algo que ver Marruecos con la droga en el estrecho? Sr. Marlaska, la droga también es un problema de humanidad, la droga mata. Hasta a las fuerzas de seguridad que están para protegernos de ella. Y qué hace el «ministro» que no les da medios para que se protejan. ¿Quién se lo impide? ¿El teléfono de Sánchez con Marruecos?

Marlaska si tuviera vergüenza ya habría dimitido. No hay conciencia capaz de resistir sin tambalearse, la lección de dignidad que le ha dado la viuda del agente de la Guardia Civil, David Pérez Carracedo, asesinado en Barbate. Solo desde el sectarismo ciego, entregado al servicio del amo sin dignidad ni conciencia, como sucede con Pedro Sánchez. ¿Cómo se puede entender la reacción de un ministro del Interior, que abandona el lugar sin pedir perdón por su inaptitud, ni renunciar a la cartera que ensucia con su gestión?

Desde que lleva ocupando el cargo solo ha sido el brazo ejecutor del sanchismo, mostrando dirigencia en la tarea de enviar a todos los terroristas condenados de ETA a las Vascongadas, para que salgan a la calle como premio al apoyo de Sánchez.

¿No estará puesto para hacer lo mismo con los narcotraficantes, que también matan? ¿Y son colaboradores y ejecutores del negocio del Gobierno del otro lado del Estrecho, donde producen y llega la mierda que mata? ¿Qué negocio oculto tiene Sánchez con el vecino del sur? Que Marlaska calla, y no dimite, ni quien lo nombro no lo echa, o es su colaborador imprescindible, más por lo que calla que por lo que hace. La evidencia de que los traficantes de la muerte atracan con plena impunidad en los puertos del Estrecho lo demuestra…