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Cartas al director

La crispación del Gobierno

Los guionistas de la Moncloa creo que se ganan el sueldo, ayer le hicieron decir que el ambiente político es intolerable, pero que la «crispación era asimétrica». Los ciudadanos estamos hartos de tanto insulto, de que el Congreso de los Diputados parezca un ring de la UFC, la mayor empresa de artes marciales mixtas. Sin embargo, los

escribidores de discursos de Moncloa han puesto en boca de Sánchez que «ellos son los que insultan y nosotros los insultados». No es muy exacto. Pero el presidente, con el guión a lo suyo: «Gente que ataca… La derecha y la ultraderecha no asumen que van a estar cuatro años más

en la oposición. No reconocen mayorías diferentes a las suyas». La España perfecta que genera empleo, derechos y convivencia es cosa suya, y tanto el PP como Vox son lo mismo, voceadores de la desgracia y de la corrupción, que no existe en el país intachable de Sánchez.

«España va en la buena dirección», añadió el presidente, como evidencian los datos de empleo o de ocupación hotelera en puertas de la Semana Santa, mientras que «la oposición desbarra. Ellos a embarrar y nosotros a gobernar». Ni una mención a su afirmación amistosa de la «fachosfera». El campo lo embarran unos y otros. El ventilador lleva semanas puesto. La derrota en Galicia escoció. Y la proximidad de hasta tres procesos electorales más no ayuda a calmar los ánimos. Es una tristeza el panorama político que tenemos. Pero no es cierto que solo insulta el PP. Hagamos algo de memoria, aunque en política resulta casi imposible a la velocidad que va. Sánchez dice que él no insulta ni ataca. Se habrá olvidado de cuando dijo que Feijóo era un «insolvente» que no está preparado para gobernar. O de cómo llegó a tildar de «justito» el conocimiento de su rival en materia económica.

Ha habido palabras más gruesas y filtraciones interesadas que no respondían a la verdad sobre los negocios de la pareja del líder del PP. Pero volvamos a Sánchez. La semana pasada le soltó a Feijóo que, con su nivel, no hubiese llegado en el PSOE «ni a concejal de pueblo», en expresión lamentable que enseguida el PP supo revertir poniendo en valor la importancia del trabajo que se realiza en las concejalías de los pueblos de España. Sánchez le quería atizar a Feijóo y de lo que se rio fue de la España vacía que tanto dice defender. No es Sánchez el único que es agresivo en sus ataques al Partido Popular, rodeado como está de ministros fieles dispuestos a todo: hay tres que no se cansan de crispar la política más allá de lo respirable. Son Bolaños, Montero y Puente. Cualquiera de ellos ha usado material de un calibre grueso, todo lo contrario a esa teoría recién firmada en Moncloa de la «crispación asimétrica», en la que solo reciben los socialistas y el Gobierno. Los ciudadanos estamos muy hartos de estas inteligencias tabernarias en las que solo cabe el exabrupto, la acusación de «tú más» y donde la templanza brilla por su ausencia. España está abonada a las trincheras verbales. Qué poca memoria hay en este país. ¿De verdad nos esperan tres campañas electorales de circo, con el insulto sustituyendo al pensamiento?