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Cartas al director

La ley antitabaco

Dijo San Agustín que «los vicios paganos son virtudes magníficas». Seamos fieles a las etimologías y sabremos que una virtud es un «habitus operativus bonus», esto es, la repetición de actos eficaces buenos. Fumar, en tal sentido, no sería una virtud, ya que es perjudicial para la salud. Pero, ¿nos priva esa perniciosidad del derecho a ser fumadores?

«Cada cual se suicida como quiere», me dijo en una ocasión una vecina; no era fumadora, pero respetaba mi derecho a serlo. Si dejamos de respetar derechos y los demonizamos, hasta desterrarlos del país, ¿en qué tipo de democracia estamos viviendo?

En la Universidad tuve que soportar cómo un intolerante no fumador denostaba el momento libre del que yo disponía para fumar, alejado de él y sin contacto posible con él. Fue un estéril proceder, ya que hasta el último día despotricó contra todos los fumadores. Yo le respeto y él no; aquí se ausenta la ética; y sin ética crece la ley de la selva. Mas le demostré que soy un caballero educado no respondiendo a sus provocaciones.

Por favor, señora ministra de Sanidad, la ley antitabaco debería recoger mi derecho a fumar donde no atente contra el derecho del no fumador. Eso es democracia; lo contrario es arbitrariedad.