Cartas al director
Cuando la ideología se topa con la realidad
Llevo un tiempo dando vueltas a la idea de que las ideologías, cuando se mueven dentro de lo políticamente correcto, tardan mucho en caer en la cuenta de que se han dado de bruces con la realidad.
Es el caso, a mi juicio, de la ideología de género. Cada vez más voces cuestionan, también en el ámbito académico, la validez científica de algunos estudios de género, por su sesgo ideológico y por considerar como sinónimo el sexo con el género. Como dicen los biólogos Colin M. Wright y Emma N. Hilton en su artículo La peligrosa negación del sexo, «negar la realidad del sexo biológico y suplantarlo por una ‘identidad de género’ subjetiva no es simplemente una teoría académica excéntrica. Suscita una seria preocupación por los derechos humanos de grupos vulnerables como las mujeres, los homosexuales y los niños».
En este mismo sentido, Helen Joyce ha escrito en Trans «hace seis años no habría creído que me pasaría el día repitiendo pacientemente que sólo hay dos sexos. Lo hago porque siento un imperativo moral. Puede que usted 'no lo sienta', pero espero que reconozca que mi libertad de expresión es su libertad de expresión».
Me ha parecido oportuno traer estos pensamientos a colación ahora que se ha publicado el documento Dignitas infinita por parte del Dicasterio para la Doctrina de la fe, donde se explica, certeramente, que la libertad tiene una referencia objetiva: la naturaleza binaria del sexo en este caso.