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Cartas al director

Nacionalismo e independencia vasca

No deja de ser curioso que en el momento en que la comunidad autónoma vasca ronda el 70 por ciento de voto nacionalista vasco, solo el 20 por ciento sea partidario de la independencia. Los resultados electorales varían apreciablemente según el carácter de la convocatoria. Así, el PSE ganó las legislativas del 2023. Pero llegado el momento de las autonómicas, queda revalorizado su carácter regional. Si creemos que todos los nacionalistas vascos son independentistas, los datos demuestran lo contrario. El próximo día 21 de abril, PNV y EH Bildu van a arrasar. Sin embargo, es más que probable, para empezar, que el gobierno resultante no sea la suma de ambos partidos mencionados, sino la entente transversal de PNV con PSE. Esta fórmula de acuerdo es ya casi recurrente desde el mismo origen de la España autonómica. De haber primado el independentismo, PNV y Bildu habrían forjado pactos nacionalistas, como ya acaeció en la primera década del nuevo milenio, con Ibarreche como lehendakari. Sin embargo, al igual que el principio físico, los polos del mismo signo se repelen. El desarrollo de este inicio de campaña electoral acentúa el debate político en las cosas del comer; fundamentalmente sanidad pública y vivienda. Presos, soberanía, autogobierno, que fueron ejes discursivos pasados, quedan relegados en la actualidad. Con captaciones de voto que se alejan de los programas hasta ahora acostumbrados, ni PNV, ni tampoco Bildu se la juegan apostando por la independencia, en un marco europeo cada día más impactante en nuestras políticas nacionales. El voto general se aleja de la radicalidad. Incluido Bildu, que recoge mucho voto joven, inconformista con los malos momentos que les toca vivir a la hora de acceder al empleo o a la vivienda. Se impone en consecuencia el carácter local; de cercanía en la configuración y gestión de la cotidianeidad, pero a su vez, completamente alejado de la independencia, prácticamente relegada ésta a la militancia de Sortu, que como partido vertebrador de la coalición Bildu, aún apunta maneras que en general nos han quedado detrás. Ojo no obstante en la interpretación. Que el voto vasco no es independentista, significa que participa en consecuencia en el proyecto español, al que se siente ligado. Pero es además nacionalista. Lo hace bajo parámetros muy diferenciados al concepto de la unidad nacional de España, tan apegado en un amplio sector nacional. España sí, pero amparados los signos distintivos de peculiaridad que modelan la Autonomía. Es Autonomía en consecuencia el rasgo distintivo de los tiempos que corren, a mi modo de entender. No la independencia, pero sí la protección de cuanto define la esencia vasca, llámese a esto nacionalismo, o lo que se quiera. Creo que queda claro, que son PNV y Bildu quienes al parecer mejor interpretan el espíritu autonómico vasco, aunque no nos guste a otros.