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Cartas al director

Paz y libertad

Palabras… Palabras. Palabras que aman, palabras que gritan, palabras que sentencian. ¡O son solo palabras! La paz y la libertad son para desearlas, después conseguirlas y por último defenderlas. No solo con la palabra sino con los hechos y derechos.

Cuando otra vez los hombres sin humanidad violan los ideales de paz y libertad, fruto de mentes sin ley ni moral. La guerra está a la vuelta de la esquina, con su demente desfile de infierno. La casta de hombres sin humanidad con palabras que sentencian la vida y la justicia. Deben de ser anulados por sus palabras engañosas que defienden ideales guerreros, armamentistas y terroristas cobardes. Palabras que agreden la paz y desnuda su vergonzosa entraña asesina, que ejecuta vidas sin piedad ni causa. Que cese… Que cese ya esta casta.

¿Quién posee la verdad y la razón? Si la vida es una continua sinrazón. Si todo es un desvío colosal de la vida que se devalúa por ignorancia del individuo vacío. ¿Por qué no se denuncian esas palabras que agreden la paz? No son valientes ni solidarios, ni humanitarios. No colabora… su ceguera extraviada de ideología del hambre. No se convierten en panes ni alimentos, ni medicinas y hospitales sin fronteras que asolan a los niños, a las mujeres y los ancianos. Los hombres se defienden con todo y por todo. No convencerás si solo hablas. Y no dices y haces nada. La paciencia es ciencia que se harta. Si no se eliminan los pingajos humanos que cuelgan de las ideologías asesinas, se extenderán y expandirán… más y más. ¡Que se eliminen las ideas asesinas!… Que se eliminen ya.

¿Cómo hemos podido olvidar las guerras fascistas de distintos signos? Creíamos que no volverían semejantes atrocidades. Pero no es así, el mundo vuelve a ser tan demente, que permite a un dictador poner el cañón en la sien de un país libre y democrático como Ucrania. Y a un grupo de terroristas con turbante exponer a todo un pueblo a una masacre. Maldeciré a los canallas que hacen las guerras, de una mano o de la otra…