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Cartas al director

Dar ejemplo

Nada más esbozar Sánchez las primeras palabras, hablando de los sufrimientos que supone la Presidencia de Gobierno, lógicamente el final debía ser victorioso y merced al esfuerzo del Partido Socialista a quien se debe. Pero toda su argumentación es un puro sofisma, no se sustenta porque es falso, porque él se exculpa cuando pudiera ser el máximo culpable del atroz ambiente que se respira en la cosa pública por el enfrentamiento a que nos ha convocado y se afana en alimentar. Su idea de crear un muro donde en un lado están los buenos y en el otro los malos es el fundamento filosófico de su quehacer político. Su esfuerzo por absorber al Poder Judicial que le permitan todas sus maniobras para ocupar todos los poderes del Estado es también la causa de que la oposición se levante con los medios de que dispone. Y el ataque a la prensa libre es tal vez el trauma que demuestra el talante autocrático de Sánchez. El poder debe estar sujeto a la crítica y si se estima que lo que escriben o dicen es falso, el Código Penal es el instrumento para castigar esos desvaríos. Y en manos del presidente está aclarar o rebatir la información. Si el presidente modifica su actitud polarizante, debe hacerlo la oposición, pero el primer paso corre a cargo del presidente.