Cartas al director
La buena educación
La buena educación no es no ser maleducado. Es una suerte más bien, de actitud impresa en la persona, una mezcla explosiva de respeto y generosidad hacia el otro. Es lejana al alardeo, la arrogancia, el histrionismo. Y está llena de decoro, de prudencia, de pensamiento y respeto. Particularmente al débil, como los niños.
Actualmente parece que nuestros niños están desprotegidos desde mucho antes de su nacimiento. Su inocencia ya no importa. Y es de tal manera esto, que se da más derechos a una rata que a un feto. Ya cuando están en el mundo, la televisión les brinda un alarde de exhibicionismo. Ni en primitivas culturas se ve tanto animalismo. Eurovisión aparece con temáticas extrañas, y estéticas más bien sado. Y todos super contentos, aludiendo a derechos. Pero, y nuestros niños?
Luego viene Masterchef, de gran audiencia infantil, y da rienda suelta a los bajos instintos de las que, por llevar trenzas o un lazo en el pelo, se sienten muy pijas. Pero protagonizan la ausencia de la buena educación, ante la mirada atónita de seis niños a unos metros.
Sería bueno mirar a nuestros ancestros. Nuestros padres y abuelos eran mucho más correctos, y no se jactaban tanto. Simplemente, respetaban, consideraban al otro. ¿Será cuestión de inteligencia? ¿De madurez o enseñanza? ¿Será más bien pensamiento?
Por favor, los que dirigen: hagan ustedes alarde de menos farsa y algo más de pensamiento. A ver si somos capaces, todos a una, de volver a la buena educación. Y ya de paso, al buen gusto. Hace tiempo que se está echando en falta en los medios.