Cartas al director
Las mujeres socialistas
De vez en cuando debemos ojear diarios atrasados, no por ello, serán muy distintos de los de que han aparecido estos días en el congreso de los diputados. La señora vicepresidenta del Gobierno, María Jesús Montero, nos ha divertido de lo lindo con sus manos y movimientos de boca. Hasta tal extremo que ha faltado muy poco para verle en todo su esplendor su dilatada boca, donde uno ha podido pensar que el frenillo se le cortaba por la lengua. Y por sus ardientes palabras y jaleos, al parecer, con su sobreactuación desmedida, como siempre, he visto que su boca lo mismo que traga lo suelta, es decir, como lo traga lo echa.
No es la primera, ni tampoco, creo que será la última, donde no le veamos esa «boquita» almendrada y a veces con insultos con disfraces acalorados. Esta mujer socialista, siempre ha sido así, y, si no, pregunten a sus adversarios cuando estaba en la Junta de Andalucía. Recordemos a la mujer que llegó del frío a María Teresa Fernández de la Vega. O, Viviana Aido, tan defensora del aborto y de la píldora del día después.
Esta mujer, no sé por qué la llaman la «Chiqui», no creo que será por su boquita de piñón. Pretende ofrecer a Cataluña una subvención y condonación de 15.000 millones de deuda.
La sinrazón y la inmoralidad han entrado de lleno en la ética de la vida pública española, de la mano, en este caso, de la señora «boquita de piñón», con un atropello que araña como como un alacrán en a la moral del ser humano. Las siglas de este partido están manoseadas de tal manera que, por muchos dobleces y cambios de letras, siempre tendrán un partido pútrido.