Cartas al director
'Psicopaseos'
espero, de las escasas competencias que posee el ministerio que ostenta, el de Sanidad, y de la fragilidad de la formación política a la que pertenece, ha decidido (no es la primera vez) hacerse notar con unas recientes declaraciones sobre las enfermedades mentales. En concreto, en opinión de doña Mónica, el tratamiento con psicofármacos no es aconsejable, porque acorta la esperanza de vida, presentando como alternativa a los mismos una vida más saludable y sosegada, que, unida a una mayor socialización del enfermo, permitiría la reducción del consumo de dichos medicamentos, con la consiguiente mejora en la calidad de vida y, como señalaba, en la duración de la misma: un «neobucolismo» naif.
Al margen de la falta de evidencia científica de sus afirmaciones –justamente señalan a lo contrario–, que ya se han encargado de advertir profusamente numerosos psiquiatras, no deja de sorprenderme, aun no siendo, insisto, novedosa, la osadía de MMMM (mujer, médico, madre y ministra), que tan pronto hace una cruzada antitabaco (eso sí, sin hablar del monopolio que el Estado tiene sobre el particular y los pingües beneficios que le reporta) como aboga por la legalización del cannabis (imagino que también por la de la marihuana, porque, de lo contrario, sería una discriminación de género, como mínimo, escandalosa), que, por cierto, no debe alterar la psique ni contribuir al acortamiento de la vida; más bien debe de ser como los complementos alimenticios o como las tisanas tranquilizadoras, como la valeriana, por ejemplo.
La señora ministra, que no creo que, ni en sus sueños más psicodélicos, hubiera imaginado ser ministra del ramo, ni en domingo no parece que haya llegado a la regalía que disfruta por sus conocimientos sobre psiquiatría. Ha triunfado, sin duda, por el magnífico ojo clínico de nuestro presidente de Gobierno: qué mejor que una representante conocida (sobre todo por sus polémicas con Díaz Ayuso) de un partido amigo (continuando con la absorción de facto) y, además, anestesióloga (¿no es fantástico?), con lo que le gusta a Pedro la transparencia modorra.
Es una evidencia que la duración de la vida y su calidad dependen de numerosos factores, pero, inexcusablemente, de uno, tenerla. No sé si habrá valorado nuestra ministra los suicidios o los asesinatos que han evitado los psicofármacos; porque no se conoce que ningún paseo por el campo ni ninguna conversación cordialmente animada hayan contribuido a tal fin