Lamentable futuro nos espera

La falta de respeto por nuestro gran país y el cumplimiento de las obligaciones institucionales, políticas, sociales y de cortesía, se ven más que demostradas en la visita oficial que nuestro Rey Felipe VI hace a tres países de la Unión Europea, Letonia, Lituania y Estonia e implicados así mismo, en la protección de nuestra querida Europa, iniciado el domingo 23 de junio, donde ningún miembro del gobierno le acompaña como marcan los cánones de la institución y de las obligaciones nacionales. Ojalá, nuestros dirigentes con Pedro I el Mentiroso al frente, estuvieran a su altura y con su calidad de reconocimiento internacional, como ha demostrado en los actos de recepción y públicos, que nos han mostrado los medios en esta visita oficial a tres países colindantes con Rusia y defensores de la unidad europea.

Gracias majestad, es usted el más digno representante de nuestro gran país y solo espero y deseo, que entre todos seamos capaces de acabar con este ninguneo, con este menosprecio a las condiciones y obligaciones que nos dimos en nuestra gran Constitución Democrática de 1978 y que aparezcan cabezas y cerebros, capaces de defendernos a todos y no solo a los nacionalistas, independistas, terroristas y izquierdistas desordenados, que lo único que buscan es romper nuestra patria al frente de este representante del sanchismo que denigra, minuto a minuto, lo que fue el PSOE del reencuentro y de la solidaridad, con todos los partidos políticos de las décadas de los 70 y 80.

El futuro que nos espera es agrio y oscuro, ya que seguimos sin conocer los compromisos y ofertas realizadas por Pedro I el Mentiroso a vascos y catalanes, así como, a independentistas imputados judicialmente pero que verán en breve su situación condonada, así como estamos viendo la condonación absoluta a los implicados en los ERES de Andalucía, a la comisión Ávalos/Koldo, al caso Tito Berni, al seguimiento de las imputaciones de Begoña Gómez y sus empresas implicadas y cuantas más cosas veremos.

Triste verano nos espera, las vacaciones no «aparcarán» las durísimas circunstancias que iremos conociendo y nos hará dudar del futuro que nos espera.

No obstante, ¡viva el Rey, viva España!