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Cartas al director

Indignidad

El ser humano no recuerda, sino que olvida. Y cuando algo se olvida se vuelve a cometer los mismos errores. Pero los españoles que no pueden olvidar siempre recuerdan a quienes les traicionan. En estos momentos que estamos viviendo, creo que se están cometiendo graves errores del pasado. Durante décadas en las Vascongadas se excluía de la condición de ciudadanos vascosaa quienes no compartían los ideales del nacionalismo comunista de ETA. En nombre de esas ideas se marginaba, se señalaba, se amenazaba y se mataba. Y para matar, antes privaban a las víctimas de su humanidad. Lo mismo que hacían los nazis con los judíos, primero los marcaban y luego les mandaban a las cámara de gas.

La actitud de ETA con sus crímenes no ha sido otra que la deshumanización del ser humano. No importaba la ideología la pertenencia a la izquierdas o las derechas. Les daba igual, por ello es repugnante que demuestra una profunda degradación como ser racional, que todavía haya vascos que homenajean a los asesinos confesos, les reciben como «héroes» por haber eliminado de una forma cobarde y cruel a quienes no pensaban como ellos y a personas inocentes, incluidas mujeres y niños. El cumulo de la crueldad. La única explicación de esta barbarie es que estas personas que asesinaron no eran de su misma especie e ideología comunista y se merecían una bomba o un tiro en la nuca a traición.

Y el sumun de la indignidad, hoy llega con los dirigentes que se llaman socialistas, que insultan la inteligencia, la dignidad y la moral de la inmensa mayoría de los españoles. Pactando con lo inhumano de ETA. Como han querido los de los homenajes de asesinos de tantos socialistas de verdad. Blanqueándolos como «hombres de paz», ¡que ignominia! que todavía haya gentes que les voten. Helará la sangre a los demócratas y las familias de casi mil muertos. Muchísimos de ellos socialistas…