Cartas al director
España imperial
Ahora que un sector de la población de Puerto Rico exhibe su deseo de volver a ser una provincia o comunidad autónoma española allende los mares, es un buen momento para que España reivindique su estatus imperial, ¿por qué no? Esto puede ser clave para que vayamos recuperando poco a poco la grandeza de otras épocas, perdida en gran medida por la no intervención en las dos últimas guerras mundiales que supusieron una estimable pérdida de orgullo patriótico.
Cuando nos encontramos en pleno desafecto de comunidades autónomas como la catalana, que dicen tener más ADN francés que español o la gallega, que sienten más similitudes idiomáticas y de carácter con Portugal que con España, no digamos ya la vasca, que aborrecen todo lo que proceda del sur, se agradece este soplo de patriotismo transatlántico. Muy posiblemente, si hiciésemos una encuesta en España y Portugal sobre una eventual unificación de ambos países que ya estuvieron unidos bajo la misma corona en tiempos de Felipe II, hijo de madre portuguesa (Isabel de Portugal), estoy seguro que ganaría el «sí» a una gran península Ibérica con más de 60 millones de habitantes y gran predicamento en América y África. Esto supondría el fin de la idiotez separatista. Pero claro, con este gobierno…