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Cartas al director

Ceremonia de los Juegos Olímpicos

La ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de París ha sido muy criticada por hacer supuestamente una parodia de la Última Cena. Y no es así. Más bien parece una rememoración de un ágape pagano en la Grecia clásica. Así lo ha confirmado el director de la parte artística de la ceremonia y para un observador desapasionado es creíble la disculpa.

Parece ser que la analogía fue descubierta y publicada en las redes sociales, el mismo día de la celebración, por Marion Marechal, perteneciente al partido RN de Le Pen. Este partido tenía el propósito de enturbiar lo más posible la ceremonia, cuyo éxito podía suponer un aumento considerable en la popularidad del presidente Macron, al cual trata de batir por todos los medios.

Los católicos que ciertamente estamos sufriendo un ataque contundente y continuado desde distintas instancias, políticas y culturales, en el mundo occidental a través del laicismo, y en otros países el ataque directo y en ocasiones violento de otras religiones predominantes en ellos. Pues hemos desarrollado una especie de paranoia y en este caso hemos caído en la versión interesada de los del RN, que no son específicamente católicos, pero que recientemente han cosechado gran parte del voto católico en Francia.

Los católicos tenemos el peligro de dejarnos manipular por las distintas ideologías políticas y debemos evitar esto a todo trance. Nuestro reino no es de este mundo, para nosotros este mundo es de paso hacia el definitivo. Jesucristo no dijo nada sobre cómo se debían organizar los hombres para su gobierno. Lo que sí tiene la religión católica es una moral, en esta época en que predomina el demo-liberalismo lo que podemos hacer los católicos es votar a quien se acerque más a nuestros valores morales o si no hay ninguno, abstenernos, pero en ningún caso servir de coartada a partidos políticos, que van a lo suyo, que es conseguir mayorías que les permitan gobernar.