Fundado en 1910
Menú
Cerrar

Cartas al director

No me lo creo

Pues no, rotundamente no me creo que los Mossos, la Policía Nacional y el CNI no tuvieran información sobre cómo y cuándo Puigdemont entró en España, se presentó cerca de las puertas del Parlamento y volvió a desaparecer como si del mago Houdini se tratara. Si así fuera, la profesionalidad de estos tres cuerpos de seguridad quedaría en entredicho. De manera que, más bien, me inclino a pensar que Pedro Sánchez y su Gobierno han permitido, no sé si por activa o por pasiva, la aparición estelar de Puigdemont, seguramente pensando que detenerle ante las puertas del Parlamento podía desembocar en un problema de orden público, aunque oportunidades tuvieron todas las del mundo, con anterioridad.

De manera que me voy a permitir escribir que tanto Pedro Sánchez como Carlos Puigdemont son los máximos exponentes de la política del esperpento. Eso sí, si me apuran es más peligroso Sánchez que Puigdemont ya que este último ha conseguido que nadie se lo tome en serio y así sus adversarios íntimos, los líderes de Esquerra, vuelven a hacerse con el santo y seña del Gobierno de Cataluña. Ahora hemos vuelto a asistir a otro numerito en el que los de Esquerra quieren aparentar que son gente seria y Puigdemont algo así como un payaso que aparece y desaparece como por arte de magia. Y mientras tanto en la tribuna del Parlamento catalán Salvador Illa, con aspecto de no haber roto un plato en su vida aunque tenga en su haber una pésima y reprobable gestión como ministro de Sanidad, ¿ o ya no se acuerdan de la gestión de la pandemia?, se permitía, muy ufano él, reclamar la aplicación de la ley de amnistía «sin subterfugios».

Y para no quedarse corto incluso dijo que él y su grupo van a restablecer íntegramente los derechos políticos de todos los ciudadanos de Cataluña. E insisto, no creo que sea exagerado señalar que nuestro presidente viene vaciando la Constitución y rompiendo a las bravas el pacto constitucional que nos ha permitido vivir razonablemente los últimos cuarenta años. Es el precio que paga gustoso por seguir en la Moncloa. Y así hemos llegado a este último acto del teatro del esperpento en el que Carlos Puigdemont durante unas horas es protagonista en los telediarios. ¿Y Sánchez? Pues de vacaciones. ¿Dónde si no? A pesar de que dijo que lo traería a España a ponerlo en manos de la Justicia.