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Cartas al director

La nación española

Sé que cualquiera es capaz de escribir mejor que yo de nuestra nación. Solo con un poco de fuerza de voluntad como español. Lo que ya es difícil para mí, es poner algunas lágrimas cuando escribo. Para quien lo lea encuentre alguna de las muchas que derramo por la Nación Española.

Ya no existe, mi nación española. España como país está muy dividido, muy polarizado. La nación saltó por los aires el once de marzo de 2004, (11-M) con sus muchos muertos. Y en los días sucesivos se acabaron los acuerdos y consensos básicos, para una buena convivencia. A partir de entonces no ha habido forma de reconstruirlos, la izquierda implantó el odio al otro.

Y vascos y catalanes aprovecharon los desacuerdos para exigir una negociación bilateral entre España, como Estado centralizado y ellos como subnacional o como quieran llamarlo, pero privilegiados con sus conciertos económicos. Ese es su fin, no la independencia que tanto pregonan y tanta murga nos están dando, que no nos engañen, ni Sánchez ni los separatistas. Tenemos un Estado nacional en la medida en que hay una nación detrás muy poderosa de hombres y mujeres, con sus virtudes y defectos que aman una España unida. El Estado es solo el órgano político de la nación.

Si se lograra unos pactos políticos elementales entre las dos manos y otros que están fijados en la Constitución. Desaparecería el despotismo y el odio para el bien de la sociedad española. Se implantaría un liberalismo monárquico donde cabríamos todos unidos con la libertad de pensamiento. Y no fluirían mis lágrimas.

La historia es una sucesión de movimientos, que cada cierto tiempo hay una tentación de romperlo todo y no arreglar nada…