Gobernar mintiendo

Al contrario de lo que pudiera pensarse, lo que define al corrupto no es el ansia de riqueza o la ambición de poder, sino la mentira. Una vez extirpada la verdad de su propio espíritu, el camino quedará expedito y la mentira será la principal arma para alcanzar sus fines. El corrupto miente cuando roba, cuando favorece a los suyos y cuando hace demagogia con altavoces bien pagados. Hoy España está siendo gobernada con la mentira, y el presidente del Gobierno la emplea con tanta eficacia como falta de escrúpulos, desde una tesis plagiada hasta el pacto con los delincuentes separatistas que expulsa al Estado español de Cataluña, sin olvidar la perversa gestión de la pandemia.

Por eso sorprende que en España, desde esa izquierda tan «progresista, feminista, ecológica, solidaria e inclusiva», ante tal atropello no se movilicen ni siquiera los votantes que carecen de cargos y nóminas que guardar, más allá de las quejas de algunos dirigentes socialistas, sin efecto alguno sobre el «puto amo» y sus palmeros. Dicen que la democracia tiene su alma en la verdad y por eso la mentira es su peor enemigo. Así que más vale que reaccionemos los que aún creemos en la nación española, porque el mentiroso que nos gobierna es hoy su peor enemigo, y no serán los jueces, sino los españoles de a pie y solo ellos los que le pongan freno.