Cartas al director
España ni está ni se la espera
¿Quedaron en el cajón los cantos de sirena de los partidos emergentes? ¿Qué pasa con las reformas fiscal, territorial, administración dupla? ¿Necesitamos más mentes preclaras en la participación política y acción social? ¿Hay soluciones para nuestros pequeños ayuntamientos que viven su ocaso? ¿Y para los sectores primarios? ¿Cómo supurar la fuga de cerebros, sin industria ni investigación? ¿Entraremos en los grandes planes de Europa? ¿Reflotaremos en los rankings mundiales, en caída libre? ¿Sabemos gestionar el papel geopolítico y cultural de la hispanidad? El Conde-Duque de Olivares dijo: «Dios es español y está de parte de la nación estos días». Gozamos de fortuna para lo mal que jugamos.
Iberia es la balsa de piedra que navegó el globo, heredera de Roma y la Cristiandad. Protagonista de que la tierra se pusiera rostro, de la expansión de Europa y Occidente. Matria de figuras que mudaron la humanidad.
Es un oasis, que sin abono florece. Solo garantizando seguridad jurídica y ciudadana. Una urbanización rica, con verde, agua, sol, patrimonio, playa y Estado de bienestar. Repleta de gente alegre y feliz, la mayor de las virtudes vitales. No hagamos hogueras; plantemos más semillas que fuegos. Sueños tornan en pesadillas, selvas en desiertos.
Sin presupuestos, ni proyectos, la vuelta al cole nos coge sin los deberes hechos. Enfocados en temas absurdos. Dejémonos de bombas de humo, en exceso asfixian. Somos silentes, ni dóciles, ni imbéciles. Empecemos a reconstruir y no destruir. Porque a España, ni está, ni se la espera.