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Cartas al director

La renuncia a pensar

Para la socióloga e historiadora alemana Hannah Arent el mayor problema de nuestra sociedad es haber renunciado a pensar. Añade que ello se debe, en parte, a que el pensamiento es peligroso, porque nos puede llevar a descubrir cosas que no queremos afrontar. Evitar afrontar la realidad externa (lo que pasa) es meter la cabeza debajo del ala: lo que no veo no ocurre. Y no afrontar la realidad interna (lo que me pasa) es evadirse de sí mismo. Es sorprendente que, siendo la humana la única especie que puede pensar, muchas personas lo rehúyan. Del «pienso solo existo» hemos pasado al «siento luego existo».

Las emociones se han convertido en la clave para conocer y comprender al ser humano. La renuncia a pensar puede crecer, además, con la progresiva dependencia de una tecnología creada para pensar por nosotros. Gracias a ella muchos estudiantes de ahora están muy informados, pero piensan muy poco. Lo más importante en el proceso de aprender no es la recepción y almacenamiento de conocimientos, sino el desarrollo mental. Kant decía que más valioso que aprender pensamientos de otros es aprender a pensar. Esto es especialmente relevante en la actual sociedad de cambios acelerados. La aceleración del progreso científico y tecnológico está originando un envejecimiento prematuro de los saberes. Surgen así problemas inéditos para los que no disponemos de experiencias homologables.

Por ello, es necesario saber qué tipo de preparación previa es la que menos envejece y qué tipo de capacitación posee mayor poder de transferencia a situaciones nuevas. Envejecen más los conocimientos puntuales. Y tienen más futuro algunas competencias mentales: saber aprender, saber pensar y saber preguntar. Estas competencias permiten localizar la información que se necesita en cada momento.