Fundado en 1910

Cartas al director

Gracias, Rafa Nadal

Don Rafael Nadal se retira, y con él, siento que también se despide una parte importante de mi vida y la de todos los españoles. Tengo 25 años, lo que significa que, desde que tengo uso de razón, los recuerdos de mi infancia están marcados por sus partidos, esas finales de domingo que mi familia y yo seguíamos con tanta emoción, pegados al televisor. ¡Qué duelos épicos con Federer y Djokovic! Eso no era solo tenis, eran verdaderas películas de culto.

Rafa ha sido siempre más que un deportista, un superhombre, aunque también un ser humano. Lo que más me fascina es que, desde que era un niño, ha sido mi ídolo, y a lo largo de los años ha seguido siéndolo, enseñándome algo nuevo en cada etapa de mi vida.

De pequeño, lo admiraba porque era el mejor, simplemente el número uno. Con los años, aprendí que ser el mejor es difícil, pero saber ganar es aún más complicado. Cuando entré en la adolescencia, me di cuenta de que sin esfuerzo y disciplina, es casi imposible lograr lo que deseas. Y a medida que crecí, cuando la vida comienza a perder esa inocencia infantil y surgen los problemas, aprendí algo fundamental: no importa cuántas veces caigas, lo importante es cómo te levantas.

Rafa me ha enseñado a no rendirme, pero también me ha mostrado algo mucho más valioso: que incluso una persona que todos considerábamos una máquina perfecta, un deportista casi invencible, es también vulnerable. Su valentía al reconocer que estaba enfrentando problemas de salud mental, en un momento en el que no se hablaba mucho del tema, fue otro ejemplo de grandeza.

Creo sinceramente que ni el mejor experto en marketing hubiera podido crear una mejor marca España para el mundo que Rafael Nadal. No solo ha representado al tenis y al deporte español, sino a los valores del esfuerzo, la humildad y la perseverancia.

Solo hay un «pero» que le he puesto en estos últimos años: sentía que no estaba sabiendo despedirse, que debía retirarse antes. Y nuevamente, me equivoqué. Porque, querido Rafa, no deberías irte nunca.

Gracias por todo lo que nos has dado. ¡Hasta siempre, y Vamos Rafa!