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Cartas al director

Cuestión de colectivos

Que PP y Vox hayan votado, por error, por desidia, por pagafantas, esta ley excarceladora de asesinos no deja de ser repugnante anécdota dentro de este esperpéntico capítulo de ‘House of cards’ ibérico.

Sánchez sabe perfectamente que gobernar con el apoyo de Bildu es una traición, primero a políticos socialistas asesinados por ETA, segundo, al resto de víctimas, y tercero, al pueblo español que vivió aterrorizado durante décadas. Y es consciente de lo que significa este hachazo al mínimo estándar de moralidad esperado y exigido a un presidente, pero lo rebasa con total seguridad de impunidad. Y lo rebasa porque, igualmente, es consciente de que existe un 30% de ciudadanos adultos con derecho a voto que se lo permiten. Es ese 30 % tasado, incondicional, cautivo, aséptico, etéreo, fantasioso, desamparado, para el que no hay mayor tragedia en el mundo, y en España en particular, que no gobiernen ellos, aunque se incurra en tener que cabalgar contradicciones como blanquear a sus asesinos. Todo excepto que no gobierne Sánchez. Negación del derecho del adversario a gobernar. No quiero ni imaginar el día 1º del gobierno de Feijóo, si llega.

Vivimos tiempos de identidades minoritarias en búsqueda de cuota de victimismo. Pero si ese colectivo no es lo suficientemente grande como para traducirse en un par de escaños, léase colectivo ELA, ya puede olvidarse de cualquier rescate del ostracismo social en el que pululan. Así, hoy son grandes beneficiarios y merecedores de todo tipo de parabienes y prebendas los colectivos relacionados con las preferencias no heterosexuales de la peña, los que no se aclaran con la biología humana (qué es una mujer), los que imputan al cambio climático si hace calor en verano o frío en invierno, o los que cruzan las fronteras de forma ilegal.

La ley aprobada esta semana se derogaría hoy si en lugar de perjudicar y ofender a la minoría que constituyen las víctimas de terrorismo, lo hiciera con el colectivo LGTBI, cualquier ONG cambio climática o la asociación de huérfanos de Hizbolá. Porque ahí sí que hay tanto dolor y solidaridad como votos y podrían perder el apoyo de muchas adhesiones. Pero se trata de víctimas de ETA, pocos cientos de votos, ¡buah, no molesten!, váyanse a casa y dejen que la sociedad progrese adecuadamente.