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Cartas al director

Neolenguaje en la política

La neolengua está diseñada para enmascarar el pensamiento. Orwell la utilizó magníficamente en su obra 1984. Se trata de ocultar el verdadero sentido de las palabras para trastocar con otras su auténtico significado. Se trata de dulcificar lo que puede ser problemático. La retahíla de términos del neolenguaje en nuestros días es ya interminable. Así, el nacionalismo lo utiliza para enmascarar una propuesta radical que resulta polémica por alterar el sistema político actual. Se trata del neolenguaje que maneja términos como nuevo estatus, bilateralidad y derecho a decidir. Los tres son elementos complementarios el uno de los otros. No tiene sentido uno de esos términos sin considerar a los otros dos.

En el fondo se trata de modificar radicalmente el sentido de la Constitución de 1978. Con ellos se cuestiona el aspecto más importante de la misma, cual es determinar quién debe ser el sujeto de la soberanía. Sabido es que el artículo 1º, apartado 2 de la Constitución lo establece claramente: el conjunto del pueblo español. Con el nuevo lenguaje utilizado por el nacionalismo se trata en realidad de cambiar radicalmente el sujeto de la soberanía que pasaría a estar compartida. El nuevo estatus en este contexto pasaría a proponer un sistema confederal con derecho a decidir sobre la posibilidad de independizarse una parte del territorio por la población del mismo. Una nación de naciones en el mejor de los casos. La relación soberana entre el conjunto del país y una parte del mismo sería en este supuesto bilateral, de tú a tú. Mejor llamar a las cosas por su verdadero nombre para no despistar y que cada uno sepa a qué atenerse.