La deriva gubernamental no tiene límites

La situación política y social de nuestro gran país no tiene límites. Este gobierno sanchista, repleto de pandilleros sumisos a las directrices de Pedro I El Mentiroso, Pedro I El Manipulador y Pedro I El Indigno, no tiene límites y están llevándonos a una situación lamentable y tristísima como españoles de bien que siempre hemos sido, al menos la mayoría de nosotros.

La inmigración le trae al fresco. No consulta, no consensúa, no da la cara y hace lo que le da la gana sin respeto alguno a políticos de su antiguo partido, el PSOE histórico, y a los partidos constitucionalistas que hemos remado juntos, desde la programación de nuestra Constitución en 1978, sin querer encontrar un consenso serio y de futuro. Promesas, promesas y mentiras, es su eslogan de político progresista y la de sus socios independentistas, izquierdas y separatistas, sobre las ayudas reales y de consenso que siguen sin llegar, o determina situaciones insostenibles, como es ahora la adecuación del aeropuerto de Ciudad Real como centro de acogida de inmigrantes.

Pobres víctimas del terrorismo de ETA, cuyos asesinos están logrando todos los apoyos para llegar donde querían después del daño y dolor ejecutados durante décadas. No solo veremos a asesinos como posibles políticos en puestos de responsabilidad, sino que veremos la primacía de Bildu en el País Vasco, qué lástima y qué dolor.

Su única salida digna es dimitir e irse a alguno de esos países que le ayudan a tapar sus miserias. Váyase ya, Sr. Sánchez