La ONU no sirve

Después de la II Guerra Mundial, la creación de la ONU en 1945 se marcó los objetivos de mantener la paz y la seguridad internacionales, proteger los derechos humanos, distribuir ayuda humanitaria, apoyar el desarrollo sostenible y la acción climática. Como declaración de intenciones no suena mal. Transcurridos casi ochenta años la realidad es bien distinta, ya desde su creación el hecho del derecho a veto de los cinco países fundadores y que cualquier resolución con que haya un voto negativo de uno de estos no sale, desnaturaliza su función. Que haya países miembros regidos por dictaduras como China, Corea del Norte, Venezuela, Irán, Arabia Saudí, Siria, etc. ya deja claro que algo no funciona.

Suena a chiste si no fuera una triste realidad que hayan nombrado a Arabia Saudí para presidir la comisión que debe proponer la igualdad de género y derechos de las mujeres, esto es de locos. Durante muchos años esta institución se ha convertido en un cementerio de elefantes, refugio de políticos venidos a menos a los que hay que recolocar con sueldos estratosféricos, cientos de comisiones y comisionados para resoluciones vacías de contenido porque saben que algún miembro con derecho a veto lo ejercerá.

Tiene razón Israel al manifestar que la ONU no hace nada al sur del Líbano donde campan a sus anchas los guerrilleros de Hezbolá, donde controlan todos los movimientos de tropas ONU que circulan por sus territorios y en los que ni se les ocurre investigar o verificar que no están haciendo lo que en realidad hacen, preparar material bélico e infraestructuras para atacar a Israel ¿Qué hace la ONU? Nada, ¿Entonces, sirve o no sirve? No sirve.