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Cartas al director

Reflexiones sobre el presente

México, país querido y sentido por todo el pueblo español. Los historiadores objetivos, cuando lo que quieren es que las realidades queden grabadas para conocimiento de las futuras generaciones, no mienten, ni inventan, ni interpretan realidades, simplemente describen lo que ven, lo que las generaciones dejaron escrito… nunca «pasan página» para quedar bien.

No sé como los presidentes de México interpretan su pasado, sus orígenes y sus evoluciones… Las formas y maneras de cada siglo quedarán como han quedado las griegas y las romanas; nada se inventa, cada cambio social se consiguió con las «herramientas» que la época utilizaba.

Es cierto que ciertas «formas» del pasado son difíciles de digerir en nuestros días. Está claro, pero nada se debe ni justificar, ni criticar con las herramientas de quinientos años más tarde.

A la vez que juzgamos «con libretos escritos hoy no entendibles», es de hipócritas no pararse a reflexionar sobre el desarrollo actual de cientos de países, ayudados, financiados, a la vez que asediados por ombligos «todopoderosos» hambrientos de poder, riqueza y soberbia.

Juzguemos con libretos modernos, clarificadores de la libertad, el mundo de la inmigración… ¿Negocio humano?, ¿Negreros de esclavos? ¿Gobiernos esclavos de intereses capitalistas?

Comencé con México, querido y desconocido México. El mundo no lo inventaron esos gobernantes que se atreven a condenar lo que ni siquiera estudiaron.

Hace cientos de años, se decía, «las letras con palos entran»… más tarde cambió el lenguaje: «Las letras, ¿Qué letras, si las redes sociales han borrado hasta la escritura?».