Cartas al director
Los grandes beneficiados el régimen autonómico
Se trata de unas élites que se distribuyen en círculos de influencia, preponderancia y dominio. Vinculadas a cada autonomía que obtienen amplias parcelas de poder y pingües beneficios económicos.
Uno de esos amplios círculos con intereses creados es el de los políticos, que se han multiplicado en progresión geométrica. En nuestro país gozan de unos privilegios como en ningún otro. Pensiones vitalicias, pasarelas entre la actividad política y los consejos de administración de las empresas públicas, aforamientos... Sin ir más lejos, los aforados en otros países o no existen o son contados con los dedos de una mano. En España hay 250.000 aforados. ¿Van a estar estos en contra del régimen autonómico que les ha proporcionado privilegios tan suculentos?
Alrededor de estos gobiernos regionales pululan, a su vez como satélites, multitud de asociaciones, entidades y chiringuitos de toda clase y condición que se nutren de cuantiosas subvenciones salidas de las arcas públicas.
Uno de estos órganos son los consejos escolares. En España ya existe un Consejo Escolar del Estado, que cuenta con 107 miembros, pero cada una de las comunidades autónomas tiene el suyo propio. En ellos están representadas toda la comunidad educativa y algunas «personalidades» colocadas a dedo por el gobierno de turno. Podríamos resumir diciendo que la designación de consejeros se hace —por este orden— desde los partidos políticos, los sindicatos y las asociaciones. El número de quienes los componen es de unos 955 consejeros escolares autonómicos. Todos se nutren económicamente con suculentas dietas.
Determinadas élites empresariales también se han visto hechizadas, viendo en los regionalismos una oportunidad de beneficios económicos. De igual manera, el mundo de la universidad tampoco se ha quedado atrás en esto de promover y avalar las autonomías. La degeneración de la universidad española ha discurrido en paralelo a este cúmulo de excesos orientados a promover las diferencias autonómicas. Y todo ello, y mucho más, aderezado, ilustrado, enaltecido, inducido y adoctrinado por un desproporcionado conglomerado mediático.
Siempre han existido personajes que han trabajado en favor de sus propios intereses y al cuidado de no perder parcelas de dominio y fuentes de ingresos económicos. Pero nunca como en la actualidad han proliferado de tal manera estas élites, ávidas de poder e influencia y destructoras de todo lo que nos une en nuestra identidad española.