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Cartas al director

Implicar al Rey

El tahúr de la Moncloa, señor Uno, ha vuelto a recurrir al comodín y celebrará el 50 aniversario de la muerte de Francisco Franco con más de un centenar de actos a partir del próximo 8 de enero, de manera que habrá un recordatorio casi cada tres días y durante todo el año. Eso sí, la obstinada tarea será encomendada a un «comité científico de expertos y expertas» bajo la supervisión de un Alto Comisionado, —más bien un comisario político. En la muerte de Franco por causas naturales, en un hospital de la Seguridad Social, no hubo épica alguna. Y tampoco su fallecimiento coincidió con el cambio de régimen, que no llegaría hasta el 78. La única victoria fue la de la muerte que, ya se sabe, siempre acaba venciendo. Entonces, ¿por qué celebrarlo ahora? En primer lugar, para distraer la atención sobre el cerco que la Justicia va completando a su alrededor. Pero hay otros motivos de mayor calado, que tienen que ver con su afán por dividir a la sociedad, presentándose como el adalid del «bloque de progreso» frente a la «derecha y ultraderecha».

Y para ello necesita de sus socios, que nunca conmemorarían la llegada de un régimen fruto de la concordia, pero sí la muerte de Franco si con ello se aviva la lucha en una España que desean rota. Pero hay un obstáculo: la Jefatura del Estado, y es que el Rey puso en el centro de su reciente discurso la búsqueda del bien común y el pacto de convivencia que España selló en 1978, algo que no contempla esta conjura de necios y malvados que nos gobierna. Por eso el Uno intenta implicar al Rey en sus planes, invitándole al primero de los actos. Confío en que la Institución, tal como los reyes demostraron en Valencia, sabrá estar en su lugar y decline la invitación.