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Cartas al director

La asimetría del respeto

Tras anunciarse que serían Lalachus y David Broncano los encargados de dar las campanadas en TVE, entre las críticas que el dúo suscitó en redes sociales destacaron por lo vacío de su argumento aquellas basadas en el físico de la presunta cómica, y es que si bien su cuerpo se corresponde con eso que llaman «no normativo» o «curvy», su respuesta en el programa no brilló por su elegancia: afirmó simplemente que «lo que tengo también gordo es el papo» Lalachus dixit, apuntando con sus manos de forma obscena hacia su sexo.

Ahora bien, ante el ataque de descerebrados incapaces de saber discrepar y criticar sin acudir al físico y que otros muchos también han padecido como Pablo Motos, a quien de enano en adelante le han llamado de todo en redes, subyace realmente a todo ello una conceptualización asimétrica que del respeto tienen los presentadores de marras: mientras entonan un alegato contra la gordofobia hacen humor con una estampita del Sagrado Corazón de Jesús decapitado y en cuya cabeza ha sido colocada la de la vaquilla del Gran Prix.

Desde incluso Moncloa por boca del ministro Bolaños se ha defendido la supuesta broma tras las críticas de los sectores católicos de la sociedad y entre los que orgullosamente me encuentro: soy un cristiano sin complejos, y al igual que nadie debe ser atacado por su físico, tampoco debemos otros ser objeto de burla por nuestras creencias, y es que su libertad de expresión termina donde comienza la libertad religiosa que los ciudadanos españoles tenemos y que se encuentra blindada en el artículo 16 de la Constitución Española.