Cartas al director
El PP y la orquesta del Titanic
Hay una épica difícil de explicar, pero fácil de sentir, en la actitud de la orquesta del Titanic, cuando por decisión o por amor al arte continuó tocando mientras el barco se hundía y la gente recurría a cualquier trampa o a la fuerza para salvarse. Alguien dijo que en toda vida hay un Cabo de Hornos, unos lo doblan y otros se despedazan contra él. El Partido Popular ha decidido, como aquella orquesta, seguir tocando la música de siempre; esa tonadilla melódica que insiste en la moderación y la responsabilidad.
El estribillo, un poco cansino, insiste en que es el PP un partido democrático, un partido de Estado, fiel a Europa y alejado de nuevas corrientes que circulan, a ritmo acelerado, por su derecha. Pase lo que pase, y mira que pasan cosas históricas que nunca pasaron, el PP sigue con los mismos instrumentos, la misma melodía. Pero la orquesta del Titanic se hundió y la democracia española aún puede salvarse. Y eso es lo que se le pide, se le exige, al PP