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Cartas al director

De la democracia al populismo

Un populismo de izquierdas acecha a España. Ya se están dando las condiciones para ello: una falsa política de igualdad adornada de «progresismo»; crecimiento fuerte de los impuestos; deuda con un incremento desorbitado; decrecimiento importante de la inversión; cierre de pequeñas y medianas empresas, mayoritarias en nuestro país; acusado nivel de paro; empobrecimiento de la población. Ante esta situación adversa el gobierno, para asegurarse el poder, trata de controlar a los medios de comunicación, debilitar el Estado de derecho, con el control de las principales instituciones del país, especialmente el poder judicial, una sistemática política de propaganda en medios públicos, generosas ayudas económicas a los que le apoyen y una clara línea roja para arrinconar a la oposición. Cuenta, además, con el aval de los nacionalismos. Y mientras tanto, el empobrecimiento sigue creciendo, afectando ya a cada vez más amplias capas de la población.

Es por ello que llegados a este punto, ya se está en condiciones de dar los siguientes pasos. El mismo gobierno que ha causado esta penosa situación se convierte providencialmente en el salvador de la misma con la solución mágica del populismo: hacer depender a la población de la «caridad» del gobierno, recurriendo a las subvenciones, que «generosamente» reparte entre los pobres mayoritarios del país, alimentando generosamente una red clientelar de intereses creados (sindicados, asociaciones, etc) y así consigue tenerlos cautivos de esta ayuda. El maná gubernamental contenta a una desinformada población con el consabido «pan y circo». Nuestro país, con el actual gobierno, se acerca peligrosamente a ese escenario. Para evitarlo sólo cabe revertir esta peligrosa deriva. El pueblo español tiene la palabra.