Cartas al director
El aprendiz de brujo ha superado al maestro
«No creemos en la democracia como valor absoluto. Tampoco creemos en la libertad». 1934, Ginebra.
La anterior cita es de Francisco Largo Caballero, secretario general del PSOE en esas fechas.
Pues bien, Pedro Sánchez, heredero ideológico reconocido de Largo Caballero, y su discípulo más aventajado dentro del socialismo marxista y extremista, además de no creer en la democracia ni en sus valores que la sustenta, tampoco en la libertad de los demás, completa el círculo autoritario de su antecesor, renegando de los valores y principios del socialismo democrático y de la izquierda, aceptando los postulados de la xenofobia más ultra de un partido racista de extrema derecha, a costa de los más vulnerables, los pobres inmigrantes, que tendrán que pasar por un examen de idioma catalán, al más puro estilo del nacionalsocialismo, que recuerda y mucho lo que ocurrió en Alemania hace 90 años. Hasta Podemos se lo ha hecho recordar. Ni es de Izquierdas ni progresista. Es sanchista y nada más. Como ha reconocido García Page, de puro bochorno. Lo peor, más propio de otras épocas, que parecían superadas. Pues, al parecer, no.