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Cartas al director

Matrioskas geopolíticas

En estos atribulados tiempos europeos se atisba una hipotética amenaza intervencionista del inmenso eslavo, Rusia. En un pasado de ocho décadas, sin embargo, sus conquistas más bien fueron 'trofeos' territoriales tras la derrota del III Reich, -régimen vencido entre otros por las tropas soviéticas-, una especie de tributo para reparar los daños y gastos en que incurrió la URSS durante la IIGM, o más a la antigua y habitual usanza, el saqueo posterior a la victoria.

Que se quiera interpretar lo que lleva ocurriendo en Ucrania desde 2014 con la anexión de Crimea y el intento fulgurante y frustrado de invasión en 2022 del resto del territorio ucraniano por Rusia como un precedente a lo que pueda ocurrirles a Moldavia, los países bálticos, Polonia y Rumanía rompe con la trayectoria histórica del país de los zares, un imperio territorial poco dado a conquistas exógenas sino antes al contrario un Estado más bien volcado en defenderse para no ser conquistado: los cortos y medios plazos, a veces empañan la visión a más largo recorrido.