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No es Polonia, es Europa

Urge sacar a Bielorrusia y a sus padrinos moscovitas de su inmenso error: los problemas que pueda haber entre Varsovia y la Comisión Europea son problemas internos. Si creen que Polonia está débil y no va a contar con el respaldo de las instituciones europeas, hay que demostrarles que se equivocan

El dictador Alexandr Lukashenko cree haber detectado un punto de debilidad en Europa por la crisis que enfrenta a Polonia con la Comisión Europea. Y ha optado por atacar a Polonia con el armamento más en boga en los regímenes autoritarios –como Turquía– o abiertamente dictatoriales –como Bielorrusia– que rodean a la Unión Europea: la inmigración forzosa.

En la crisis de la hora presente el descaro del régimen de Lukashenko es total. Las agencias europeas han podido detectar perfectamente el traslado de miles de refugiados por el ejército bielorruso hasta la frontera con Polonia. Como quiera que esa frontera es el límite este del espacio Schengen en el que están integrados 26 países entre los que se cuenta España, resulta evidente que ésta no es una agresión a Polonia sino a Europa por la que podrían circular libremente esos inmigrantes una vez superada la frontera polaca.

El pasado mes de mayo el régimen de Lukashenko forzó el aterrizaje de un avión de Ryanair que volaba de Grecia a Lituania, aduciendo una amenaza de bomba. Lo que en realidad pretendía –e hizo– fue secuestrar a un disidente bielorruso que viajaba en ese avión. Como resultado de ese acto de terrorismo –el secuestro es una forma de terrorismo– la UE ha impuesto sanciones a Bielorrusia y las provocaciones por parte del régimen de Minsk se han ido incrementando. Y lo puede hacer porque sabe que tiene el firme respaldo de Rusia tras él.

Por lo tanto urge sacar a Bielorrusia y a sus padrinos moscovitas de su inmenso error: los problemas que pueda haber entre Varsovia y la Comisión Europea son problemas internos, como los que hay en cualquier Estado del mundo. Si creen que Polonia está débil y no va a contar con el respaldo de las instituciones europeas, hay que demostrarles que se equivocan. No es Polonia, es Europa.