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Hay alternativa a Sánchez

La mayoría social de España está con el centroderecha, pero la capacidad de maniobra del Gobierno y las tensiones de los partidos que aspiran al relevo obligan a PP y Vox a sacar lo mejor de sí mismos para vencer en las urnas

El barómetro electoral que publica El Debate consagra la rápida consolidación de Alberto Núñez Feijóo como presidente del PP, lo que ya de entrada legitima el traumático relevo de Pablo Casado a mitad de partido: la solvencia demostrada por el presidente de la Xunta de Galicia, con cuatro mayorías absolutas en su haber y una larga experiencia en la gestión, es un aval que reduce los plazos de asentamiento que sin duda otros necesitarían.

Lo cierto es que el estudio consagra dos tendencias que, en realidad, nunca estuvieron desaparecidas con independencia de su posterior traducción en escaños: la clara mayoría del centroderecha y la imposibilidad del PSOE de gobernar si no es en la funesta compañía de un partido antisistema como Podemos, y de las principales formaciones separatistas.

Esa perversa alianza está en el origen de la Presidencia de Sánchez, a la que llegó por vez primera aupado por una moción de censura sobreactuada con la que obtuvo el resultado negado por las urnas dos veces en seis meses: sin esa trampa, completada por su entrega a partidos a los que debió repudiar y aumentada por la fragmentación de voto adverso en tres formaciones (PP, Cs y Vox); España no tendría ahora el Gobierno que tiene, por lo demás perfectamente legal.

Todo eso puede cambiar si las conclusiones del sondeo se trasladan a las urnas, con una foto cada vez más nítida: el PP empata técnicamente en escaños y porcentaje con el PSOE, que ganaría cuantitativamente las elecciones pero tiene muy difícil sumar con nadie la mayoría absoluta. Y la solidez de Vox permitiría, como ya ha sucedido en Castilla y León, conformar un Gobierno alternativo que cada día se antoja más necesario.

Que Feijóo supere en valoración a Sánchez, nada más estrenarse en el puesto, anticipa la consolidación de un político sensato frente a un superviviente capaz de variar de política, de discurso y de decisiones en función de sus estrictos intereses personales.

Que Feijóo supere en valoración a Sánchez anticipa la consolidación de un político sensato frente a un superviviente

Pero el camino es largo; las maniobras del Gobierno serán intensas y la alianza del centroderecha ha estado jalonada hasta ahora de demasiada división y enfrentamiento como para dar por asegurado el relevo en Moncloa.

Que haya mayorías sociales para derrotar democráticamente a Pedro Sánchez es una condición imprescindible, pero no suficiente: además debe concitarse un sentido de Estado en los partido aspirantes a la sucesión para que, por encima de su legítima competición, quede claro lo que les unirá si de ellos depende el cambio.

Porque Sánchez siempre ha sido un maestro en explorar en su beneficio los caminos más sinuosos, con alianzas incompatibles con la propia tradición socialista; y en explotar en contra del centroderecha sus complejos más absurdos, resumidos en la falta de respuesta conjunta al «cordón sanitario» que de un modo u otro quieren siempre imponerle.

No puede ser, en fin, que PP y Vox ayuden de ninguna manera a quienes criminalizan su saludable alianza mientras pactan, ellos sí, con partidos como Bildu y ERC para que el presidente con menos diputados propios desde 1978 actúe, sin embargo, como si tuviera un poder absoluto.