Feijóo en El Debate
El Foro de El Debate ha nacido para quedarse y demostrar que la sociedad puede conversar con sus poderes públicos en un tono propositivo, buscando alternativas, asumiendo sacrificios y centrando la energía en avanzar
El nuevo presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, ha estrenado el espacio de encuentro y reflexión que El Debate quiere convertir en una referencia del pensamiento sosegado y la acción constructiva que la propia cabecera representa en España.
Para que haya una política adulta ha de haber también una prensa adulta que, desde sus valores y principios fundamentales, sea capaz de plantearse las preguntas oportunas y de buscar las respuestas necesarias para los grandes temas que afectan a la sociedad.
A España le sobra ruido y cortoplacismo y le falta sentido común y una gestión sincera de los problemas reales, tan alejados de agendas ideológicas sustentadas en la mercadotecnia electoral y en el interés de parte.
Y precisamente por ello, ajenas a las necesidades de una abrumadora mayoría de españoles que, estando de acuerdo en lo sustantivo de sus vidas y de sus prioridades, son convocados a batallas ficticias con las que un tipo de política pretende sustituir sus obligaciones por una burda movilización maniquea.
El Foro de El Debate ha nacido para quedarse y demostrar que la sociedad puede conversar con sus poderes públicos en un tono propositivo, buscando alternativas, asumiendo sacrificios y centrando la energía en avanzar desde el consenso y la concordia, con el ser humano como eje de toda mirada política, institucional y legal.
Las palabras de Feijóo, un digno invitado para estrenar el ágora de El Debate, enlazan razonablemente bien con esos valores. Acertará y fallará, pero sus palabras son un remanso de sensatez en un mar revuelto por Sánchez y sus socios, cuya supervivencia se sustenta en azuzar un enfrentamiento constante contra sus rivales y en excavar trincheras en lugar de puentes con un programa sectario que camufle la artificiosidad de su alianza.
A España le sobra ruido y cortoplacismo y le falta sentido común y una gestión sincera de los problemas reales, tan alejados de agendas ideológicas sustentadas en la mercadotecnia
Todos los sondeos sitúan a Feijóo con posibilidades ciertas de llegar a la Moncloa, una prueba de que la ciudadanía espera de sus dirigentes algo más que soflamas, grandilocuencia y propaganda: les pide recetas concretas a problemas colectivos, desde un respeto al anclaje constitucional que sustenta la convivencia de un país con una identidad tan plural como definida que algunos intentan borrar.
Por lo escuchado al presidente popular en El Debate, quizá estemos en la antesala de un saludable cambio de ciclo: superados los populismos, o al menos orillados, quizá tengamos a la vuelta de la esquina un regreso a esos tiempos, no tan lejanos, donde los Gobiernos tenían claro que estaban para servir al público y no para servirse de él.