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Editorial

La importancia de Madrid para España

El 2 de mayo simboliza la resistencia de un pueblo a una invasión, y ese espíritu se mantiene ante la inquina de Sánchez contra Madrid

La celebración del 2 de mayo es técnicamente madrileña, pero de algún modo conmemora una gesta histórica nacional, olvidada a menudo pese a su relevancia: hace 215 años España se resistió a una especie de conquista por parte de Francia, con epicentro en Madrid y unas ondas expansivas que permitieron poco después impulsar la Constitución de 1812, sustentada como ahora en la Monarquía.

La conmovedora resistencia madrileña a la invasión gala simboliza el ímpetu de todo un país por conservar su identidad, impulsar sus propias leyes y dotarse de unas herramientas democráticas para enfocar un siglo convulso en el que definitivamente España dejó de ser imperio.

Hoy Madrid sigue representando sin duda esos valores, acrecentados por el insólito acoso institucional que sufre desde el Gobierno Central: si hay un espejo que devuelva la imagen opuesta a las políticas de Pedro Sánchez, ése es el de la Puerta del Sol.

Donde Sánchez implementa intervencionismo, presión fiscal, confrontación e ingeniería social; Ayuso aplica libertad individual, liberalismo económico e independencia ideológica, con resultados antagónicos evidentes.

Madrid es la región que más aporta al PIB nacional, la más generosa en la redistribución de su renta, una de las mayores de España. Y despunta en resultados escolares o cifras de empleo. En definitiva, en bienestar de los ciudadanos, que no ven en su Administración un enemigo, sino un colaborador para organizar razonablemente los servicios públicos imprescindibles.

Ese contraste explica la inquina del Gobierno hacia una autonomía leal a España, a diferencia de tantas otras que sin embargo obtienen todo el reconocimiento, respaldo y recursos que a ella se le niegan.

Que a Madrid se la amenace con una especie de «155 fiscal» resume la inaceptable inquina del presidente hacia una región que es viva prueba de que, con recetas distintas a la suya, es más sencillo sembrar la prosperidad y en consecuencia consolidar el progreso de los ciudadanos.

Por eso es tan relevante lo que ocurra en Madrid el próximo 28 de mayo: si los votantes refrendan a Ayuso con un gran resultado y se le añaden otros parecidos en la Comunidad Valenciana y en las grandes plazas municipales de Andalucía; el proyecto empobrecedor de Sánchez tendrá más difícil sobrevivir en las Elecciones Generales de diciembre.

Los madrileños tienen esa llave, y su decisión no parece muy compleja de prever: si la alternativa a Ayuso es una brutal subida de impuestos y una injerencia absoluta en todos los ámbitos de su vida privada y de su espacio social, a nadie debería extrañarle que lograra una mayoría absoluta ganada a pulso.