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Editorial

El Rey reivindica la Constitución y la unidad de España

Fuera del respeto a la Constitución no hay democracia ni convivencia posibles; no hay libertades sino imposición; no hay ley sino arbitrariedad. Fuera de la Constitución no hay una España en paz y libertad

Su Majestad el Rey se ha dirigido a todos los españoles, un año más, en la Nochebuena. El de este año ha sido, probablemente uno de los discursos más difíciles de su reinado porque se lo ha dirigido a una España más dividida que nunca desde que se aprobó la Constitución en 1978.

Desde el arranque del discurso el Rey mostró su angustia. Empezando por decir que «las dificultades económicas y sociales que afectan a la vida diaria de muchos españoles son una preocupación para todos. Una preocupación que se manifiesta, especialmente, en relación con el empleo, la sanidad, la calidad de la educación, el precio de los servicios básicos. Desde luego también con la inaceptable violencia contra la mujer o, en el caso de los jóvenes, con el acceso a la vivienda».

A partir de esa enumeración, un tanto preocupante, el Rey se centró en hacer una defensa de la Constitución que es reivindicada simultáneamente por los tres partidos mayoritarios de las Cortes Generales: el PP, el PSOE y Vox. Fue un recurso inteligente porque, aunque muchos puedan argüir –con razón– que el PSOE no está defendiendo la Constitución sino laminándola, a diferencia de otros partidos con cuyo apoyo Gobierna el socialismo, este partido proclama mantenerse dentro de la Carta Magna y defenderla. Por más cuestionable que eso pueda ser, con ese discurso el PSOE no puede denunciar de ninguna manera nada del mensaje de Navidad de S.M. el Rey de 2023.

El Rey se ha centrado en la Constitución para decir que «es, sin duda, el mejor ejemplo de la unión y convivencia entre españoles». Ha recordado que «en Asturias en octubre pasado, señalé–y así lo creo–, que es con la unión, con el esfuerzo colectivo y con las actitudes solidarias como se construyen las grandes obras, las que trascienden a las personas, las que duran y permanecen en el tiempo. Es así como un país progresa». Y en la España de hoy estamos muy lejos de tener actitudes solidarias. Porque es un país más roto de lo que lo han conocido las tres últimas generaciones. Y no parece exagerado deducir esto de las palabras de Su Majestad. Y, sin duda, es por ello que el Rey reivindicó que «la democracia también requiere unos consensos básicos y amplios sobre los principios que hemos compartido y que nos unen desde hace varias generaciones».

En un momento en que nuestra Carta Magna está más atacada que nunca, el Rey reivindicó con razón que «nuestra Constitución ha sido el mayor éxito político de nuestra reciente historia, y que supuso la culminación de un proceso que mereció una admiración y un reconocimiento internacional extraordinarios».

Por todo ello el Rey dijo sin matices que quiere «reivindicar la Constitución no solo como valor democrático de presente y de futuro, sino también como instrumento y garantía imprescindible para que la vida de los españoles pueda seguir discurriendo con confianza, con estabilidad, con certidumbre. Para que podamos disfrutar libremente de una vida en la que cada uno –con sus circunstancias– pueda ver razonablemente satisfechas sus legítimas expectativas, sus ambiciones, proyectos y necesidades».

Esas palabras del Rey se complementaron con una conclusión ineludible: «Es evidente que para que la Constitución desarrolle plenamente su cometido no solo se requiere que la respetemos, sino también que conservemos su identidad, lo que la define, lo que significa; su razón de ser como pacto colectivo de todos y entre todos para un propósito compartido. Y, finalmente, exige que preservemos su integridad como lugar de reconocimiento mutuo, de aceptación y encuentro aprobado por todos los españoles, como legítimos titulares que son de la soberanía nacional. Por tanto, fuera del respeto a la Constitución no hay democracia ni convivencia posibles; no hay libertades sino imposición; no hay ley, sino arbitrariedad. Fuera de la Constitución no hay una España en paz y libertad.

»Y junto a la Constitución, España.»

Es difícil resumir mejor el momento que vive España. En 13 minutos no se puede advertir a los españoles con mayor acierto de los riesgos que afronta la nación. Nuestra patria tiene hoy grandes retos y riesgos que podemos afrontar y resolver desde la Constitución de 1978 que nos da instrumentos para ello. Pero para eso, es imprescindible que los grandes partidos nacionales trabajen juntos.