Cataluña y el Barça. Triste ocaso
Todo lo que está pasando es totalmente comprensible y lo peor es que hace años que se veía venir. Jordi Pujol alimentó y preñó al monstruo, Artur Mas provocó el parto múltiple pero por un deficiente engendro las criaturas que nacieron resultaron defectuosas, desviadas y deficientes
La sensación de tristeza, impotencia y fracaso que vivimos los catalanes, todo el mundo sabe que es producto de muchos factores de los que ya me he pronunciado públicamente en forma de dragones. El dragón independentista que todo lo arrasa a su alrededor, el dragón alcaldesa Colau que está estrangulando hasta la muerte a Barcelona y los dragones cachorros que como agresivos velociraptores atacan, muerden y desangran a una hasta hoy culta sociedad civil.
Cataluña se está desmoronando como una ruina inminente y en poco tiempo no quedará nada de lo que fue, de su prestigio y desarrollo cultural, del nivel de su burguesía, del tesón y eficacia en el trabajo y su mundo empresarial, de su estructura financiera y estabilidad de su riqueza. No va a quedar nada pues el empresariado y el dinero habrán huido, la cultura se habrá trasladado a otras zonas más acogedoras, se habrá deprimido la sociedad civil y habremos sustituido el famoso seny por odio, violencia, desorden y caos, todo junto, pero eso sí, en catalán aldeano y total aislamiento del mundo.
Y cuando impera la demolición con ello cae todo, con el ejemplo sin ir más lejos, del Club de Fútbol Barcelona cuyo drama es evidente en todo el país y allende las fronteras. En el ambiente destructivo catalán no puede sobrevivir una entidad deportiva que, dirigida por una banda de ineptos separatistas, en lugar de dedicarse a gestionar una potente estructura empresarial deportiva, se han dedicado a promover griteríos de independencia en todos los minutos 17 y 14'' de los periodos de juego, entregando pancartas y banderitas gratis a todo el que accede al estadio, ya sean orientales, negros, indios o musulmanes, para que las agiten cuando se reciba el correspondiente comando.
La feroz renuncia al español y a España, habiendo transcurrido décadas sin que la selección nacional española pueda jugar un partido de competición en Barcelona ni Cataluña, el estruendoso y estrafalario abucheo al Himno Nacional o al Rey de España como ejemplo del más auténtico primitivismo, los insultos y vejaciones a todo el que no aplauda esas salvajadas, han conseguido, como era de esperar, el declive económico, la quiebra del club y la huida de los mejores jugadores que obtuvieron títulos a mansalva.
No debe sorprender que chicos jóvenes, brasileños, argentinos, uruguayos, franceses y hasta catalanes que daban al club categoría mundial, voluntaria u obligadamente hayan hecho las maletas a territorios más seguros, lógicamente en busca de un dinero a acumular en su corta vida deportiva que no tenían claro en Cataluña.
Consecuentemente cuando no hay más recursos que comprar en los mercadillos, en rebajas o en los outlet, pasa lo que pasa, ni títulos, ni juego, ni éxitos e ilusiones, depositando tan solo las esperanzas de sostén en unos jovencitos canarios, centroafricanos o algún europeo perdido. Y como dice la canción; ellos también se irán.
Todo lo que está pasando es totalmente comprensible y lo peor es que hace años que se veía venir. Jordi Pujol alimentó y preñó al monstruo, Artur Mas provocó el parto múltiple pero por un deficiente engendro las criaturas que nacieron resultaron defectuosas, desviadas y deficientes por lo que ahora nos toca, ya que no enterrarlas, al menos encerrarlas en sus jaulas de por vida simplemente para que no hagan más daño y los verdaderos catalanes podamos dedicarnos a reconstruir nuestra tierra.
Debo acabar esta triste reflexión aludiendo a la catástrofe en que se ha convertido la universidad también en Cataluña en donde se producen ataques por parte de esa camada de descerebrados nacidos de un mal parto. Si jóvenes estudiantes que valientemente defienden la libertad y la pluralidad son agredidos impunemente sin que el rectorado lo impida y condene con total ausencia y omisión de los cuerpos y fuerzas de seguridad con órdenes de mirar al tendido, es que ya no existen cimientos estables en nada actual ni futuro.
Los niveles educativos en Cataluña están por los suelos pues no queda ya un profesorado competente que quiera ejercer la docencia aquí, el escaso alumnado que aún permanece se tiene que enfrentar a la violencia de muertos vivientes encapuchados y cobardes, y los que consigan sobrevivir se marcharán también en busca del progreso personal y profesional, quedando tan solo en Cataluña un desolador panorama, una feroz decadencia y una triste ruina de lo que fuimos.
Ahora, eso sí, tendremos miles de jaulas con gente dentro si hemos conseguido darle la vuelta a todo, pero estarán aporreando los barrotes e insultando solo en catalán. Una verdadera pena y una triste desgracia para todos.
Mariano Gomá es presidente de España Cívica