Nadie nace odiando. Se enseña
La solución llegará y llegará pronto, y es muy simple; hay que echarlos a todos y devolverlos al lugar del que salieron, es decir, de la nada
Jean Jacques Rousseau sostenía que el hombre es bueno por naturaleza y era la sociedad la que acababa pervirtiéndole. Soy consciente que entre filósofos, pensadores y psicoanalistas existen diversidad de criterios pero yo, como lego en la materia y libre de pensamiento, creo que tenía razón.
Puedo haber conocido niños traviesos, yo lo era, pero no recuerdo espíritu de odio congénito alguno pues los problemas aparecían por las incipientes envidias, rivalidades de crecimiento, agudeza mental y talante infantil que se originaban en la escuela y colegios o venían originadas desde la propia casa y la familia.
Después el propio desarrollo personal, la formación, la universidad, profesión y trabajo conjuntamente con los amoríos, inclinaciones sexuales, éxito o fracaso en el mundo de la seducción entre géneros hacían muchas veces aparecer o madurar esos odios, casi siempre por la maldita lacra social como es la envidia que todo lo alteraba y ensuciaba viniendo de cara o atacando por detrás a traición.
Pero hay un odio que nace anormalmente y se contagia de forma virulenta y es el que se alimenta de las doctrinas y los adoctrinamientos pues nadie nace violento, separatista delirante, marginado social, comunista visceral o proveniente de los oscuros rincones de la frustración y la melancolía. De igual forma nadie nace cristiano, musulmán, budista, ácrata o agnóstico sino que el ambiente en el que se crece y se copia acaba definiendo la actitud, obediencia y reflejo de lo que se vive en casa, familia o entorno callejero, salvo algunas excepciones a los que definimos como desviados u objetores.
Cualquier adoctrinamiento me produce infinita repugnancia porque es mostrar un maligno camino que conduce al supremacismo y al odio mientras conlleva consecuencias graves para el individuo, ruina moral, pobreza cultural y por supuesto envidias malsanas por impotencia e incapacidad de superar los complejos. En definitiva son personas a las que se les seca el corazón y se les arruga el alma.
Basta pues con que miremos a nuestro alrededor para detectar a esos colectivos que han sufrido el adoctrinamiento y, como solo pretendo centrar el tema en nuestro entorno social y cultural, huiré de las doctrinas religiosas o espirituales para centrarme en las terrenales.
Que haya personas que después de las catástrofes y fracasos siempre sangrientos y crueles en la mísera social, cultural y económica, todavía crean en el comunismo es verdaderamente inconcebible desde el punto de vista humano pues es el camino de la miseria y hace que los ejemplos que tenemos en nuestro país y que en éstos momentos pongo en la mente de los lectores sin necesidad de citarlos, representen un sector tan pernicioso que puede destruir y acabar con todo aquello que hemos conseguido las generaciones del trabajo y el esfuerzo. Ahora bien, no nos engañemos, una vez confesadas sus confusiones y promesas habiendo contagiado a tanta buena gente, aparecen en sus bolsillos de poder los jardines, las piscinas, tarjetas de crédito, escoltas y ruido mediático para acomodarse rápidamente en el mundo de los asesores de imagen, moda Chanel, tacones Jimmy Choo, complementos Prada, portadas Vogue y toda suerte de estética aplicada a la persona, unos quizás comiendo chuletones y comprando juguetes machistas y otras visitando al Papa con viaje en Falcon, aunque sin mantilla.
De llevar colgado al bebé a la canguro y nodriza, del vaquero al traje de volantes, de levantar el puño a la postura regia de brazos elegantemente caídos como las señoritas de Avignón por no entrar en más detalles. Y yo me pregunto. ¿Qué puede pensar el colectivo de adoctrinados que los veneraban en los escenarios de las exaltaciones multitudinarias? ¿Seguirán creyendo en sus gurús entonces referentes o caerán como estaba anunciado en la frustración y el odio? ¿Alguien les votará?
Y en el tercio catalán los ideólogos Pujol, predicadores Mas y payasos cascabeleros y aburridos Puigdemont y Torra, cuya pérfida doctrina y mensajes de odio, solo han conseguido, primero nada, segundo dividir al pueblo catalán y tercero enfrentar violentamente a sus comandos con los ciudadanos que habitamos Cataluña. He manifestado varias veces públicamente que si fuera posible y viable para mi economía llevaría a cabo la iniciativa con grandes profesionales del derecho para promover una querella criminal contra todos ellos por genocidio cultural del pueblo catalán. Y ahí lo dejo.
Se puede afirmar sin duda que producto de esas siembras y algunas otras hemos cosechado enfrentamientos, odios, guerras, terrorismo sanguinario, violencia callejera, destrozos urbanos de una inútil revolución, manifestaciones que han avergonzado a la sociedad libre y tolerante con el lógico empobrecimiento económico, desilusión y huida empresarial, desprestigio internacional de España así como una profunda crisis social e institucional. ¿Se puede pedir más?
Como siempre, pensó positivo per chè son vivo como cantaba Giovanotti, aunque haya descrito un panorama tan real como desolador, estoy convencido que los ciudadanos libres ya nos hemos dado cuenta del destino al que nos quieren llevar, de las consecuencias que están trayendo los errores cometidos los últimos años, lo que nos conviene y aquello que para nada deseamos en la línea de destrucción del país. La solución llegará y llegará pronto, y es muy simple; hay que echarlos a todos y devolverlos al lugar del que salieron, es decir, de la nada.
- Mariano Gomá es presidente de Foro España y España Cívica