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EN PRIMERA LÍNEAJuan Van-Halen

Cataluña: historia ficción

A los escolares catalanes se les obliga a estudiar una Historia ficción. Y Sánchez tan pancho en el palacio de La Mareta tomando el sol

España padece una descarada manipulación de su Historia que no pocos eruditos a la violeta, según la definición satírica de Cadalso, no sólo asumen sino que proclaman como artículo de fe. Aparte de en la mal llamada memoria histórica, ahora democrática, la mayor falsificación de la historia se produce en Cataluña.

Un llamado Institut Nova Història (INH), radicado en Barcelona, nos ilumina con sus descubrimientos por lo que debemos agradecerle ser la lumbrera que rompe las sombras historiográficas. Algunos de estos doctos personajes descubrieron el origen catalán de Colón, de Cervantes, y hasta de Erasmo que para esos genios era hijo de Colón. Según tan laboriosos investigadores el Descubrimiento de América fue una empresa catalana, ya que quienes financiaron la expedición de Colón fueron «banqueros catalanes y no genoveses». ¿Qué base científica apuntala tal afirmación? Inapelable: «En Castilla no había banqueros pero en Cataluña sí». Quedo convencido: hay que celebrar la generosidad de los Reyes Católicos al llevar el castellano a América y no el catalán.

No acaban las sorpresas. Según algún autor del INH los Reyes de Castilla posteriores a Isabel eran catalanes porque los hijos de Isabel y Fernando no eran de la Reina Católica sino de una amante de Fernando supongo que natural de Badalona o así. Isabel no se enteró de si paría hijos o no. Menudo despiste. Estos esforzados investigadores que unen burdamente hechos reales y ficticios merecerían un Nobel. O dos.

Un tal Marc Pons, al parecer también del INH, se dolía recientemente de que se hablase de Corona de Aragón y no de Corona Catalana. Debería leer más y dejar la ficción para los novelistas. La historia se vivió y está escrita aunque le pese al INH. El matrimonio de Ramón Berenguer IV, conde de Barcelona, con Petronila de Aragón, hija de Ramiro II, concertado cuando la prometida era una niña, se celebró en 1150. Se transmitían los derechos del condado de Barcelona a la Corona de Aragón y Ramón Berenguer pasaba a integrarse en la Casa de Aragón. Nunca existió como tal el Reino Catalán-Aragonés. Los Reyes de Aragón pasaron a ser condes de Barcelona (hoy es uno de los títulos del Rey de España), y alrededor de Fernando de Aragón e Isabel de Castilla, como Reyes de ambos Reinos desde la Concordia de Segovia de 1475, se construyó España como Estado unitario.

Lu Tolstova

La teoría del tal Marc Pons de que el Reino de Aragón se integró en el Condado de Barcelona es de traca. Y llega a escribir: «Es el único caso de la Historia europea que otorga la nomenclatura de un conglomerado a un dominio secundario». ¿Era Aragón el dominio secundario o lo era el condado de Barcelona? Menos bromas con la historia. El autor se inventa, contra toda prueba documental, que se trataba de una «unión dinástica, nunca una fusión territorial».

Ramón Berenguer IV era vasallo del Rey de Francia y la boda con Petronila de Aragón supuso un desahogo político para el condado y una garantía defensiva. El condado de Barcelona había sido dominado por los francos y la desvinculación de iure del condado con la Monarquía francesa se produjo en el tratado de Corbeil en 1258 entre Jaime I de Aragón y Luis IX de Francia. Ramón Berenguer IV fue conde de Barcelona y príncipe de Aragón. Administrador o regente del Reino hasta la mayoría de Petronila, nunca Rey de Aragón. «Queda el conde por Rey en caso que muera su mujer sin hijos» escribe Jerónimo Zurita en Anales de la Corona de Aragón (1562-1580). Ramiro II mantuvo la condición de Rey hasta su muerte y le sucedió Petronila como Reina. El hijo de Ramón Berenguer IV y de Petronila, Alfonso II, recibió de su madre, ya viuda, «omne regnum integriter» y se cita el condado de Barcelona como parte del Reino.

Esta patochada histórica, como tantas otras, se inventa el pasado. Entre los llamados investigadores de la historia de Cataluña son frecuentes las ficciones. Una de ellas es considerar la revuelta de Los Segadores, en 1640, un intento independentista y no fruto del descontento de los agricultores con los funcionarios y militares de Felipe IV. Vicens Vives, el mejor historiador catalán, sostiene que fue una revuelta social de pobres contra ricos. Otra manipulación es presentar la Guerra de Sucesión (1701-1713) entre dos pretendientes al trono de España, Felipe de Anjou y Carlos de Habsburgo, como una guerra de secesión entre Cataluña y España, cuando en la guerra intervinieron hasta quince naciones distintas y tuvo como escenario la mayor parte de Europa. Sólo el empecinamiento de los barceloneses la hizo durar hasta 1714. En 1713 se había firmado el tratado de Utrecht.

Otra fábula histórica en Cataluña es la manipulación sobre Rafael Casanova al que cada 11 de septiembre se homenajea como héroe independentista. Su último Bando como «conseller en cap» decía textualmente: «Atendiendo la deplorable infelicidad de esta ciudad, en la que hoy reside la libertad de todo el Principado y de toda España» y confiaba en que los barceloneses «como verdaderos hijos de la patria, amantes de la libertad, acudirán a los lugares señalados a fin de derramar gloriosamente su sangre y su vida por su Rey (se refería al Archiduque Carlos, que había renunciado hacía ya años a su pretensión), por su honor, por la patria y por la libertad de España». Casanova fue perdonado por Felipe V y murió a los 83 años en San Baudilio de Llobregat. Los independentistas convierten a un patriota español en un héroe separatista.

A los escolares catalanes se les obliga a estudiar una Historia ficción. Y Sánchez tan pancho en el palacio de La Mareta tomando el sol. Y con el aire acondicionado a tope.

  • Juan Van-Halen es escritor y académico correspondiente de la Historia y de Bellas Artes de San Fernando.