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En Primera LíneaMariano Gomá

Luis, Luisa, Luise. ¿Qué nos va a pasar?

Yo, como mis amigos y amigas del cole, espero seguir creciendo de forma normal y no me interesa en absoluto que me duela nada ni que me quiten o me pongan cosas sin necesidad

Ha ido pasando el tiempo, me voy haciendo mayor, voy a otro colegio y he perdido la pista a prácticamente todos los compañeros de guardería y elemental primaria. Ya quedaron atrás los temas de balones, pelotas, muñecas, masturbaciones, pitos, parejas de barbudos profesores y demás, pero la verdad es que a mí me sigue gustando jugar a futbol, saltar, correr y hacer campeonatos de quién llega más lejos haciendo pipí. Tampoco tengo idea de cuáles de aquellos niños se dejaron trenzas y se pasaron a las muñecas, ni aquellos que no hicieron nada, o las dos cosas.

Yo con mis mamás llevo una buena vida, trabajan, me cuidan y no me puedo quejar, o solo un poco por la ausencia en casa de otra persona como yo, pues con sus amigas y amigos no tengo confianza, pero en el cole en el que ya los niños hablamos de nuestras cosas y casi sobre todo empezamos a mirar a las niñas de otra manera aunque ellas siempre cuchichean y se ríen, y hasta nos sacan la lengua mientras les niñes no hacen nada y no miran a nadie, o a todos.

Como hoy día el mundo de la información en temas sociales entra en todas las casas por el móvil, la televisión y las tablets, resulta que a los niños como yo nos llegan todo tipo de mensajes vestidos de oportunidades que muchas veces resultan ser trampas al servicio de la política y de ideales de gente iluminada y frustrada que parece que quieren cambiar el mundo, o simplemente desordenarlo con consignas y teorías que, al menos yo, no entiendo nada.

Parece que hay un sistema para bloquear la pubertad, es decir, impedir que crezcamos y nos hagamos mayores, lo cual a mí me parece una tontería, porque llenaremos el mundo de locos bajitos, como dice la canción. No entiendo que nos quieran a todos pequeños, que no nos salgan pelos ni nos cambie la voz, y que las niñas no tengan esas cosas cada mes, además creo que con eso lo único que van a conseguir es hacernos a todos tontos, tontas y tontes sin que nos interese nada de nada, como si se hubiera decidido que lo mejor para nosotros es estar en la inopia.

A mí con las ganas que tengo de todo y mi energía ahora, no creo que se me vaya a bloquear nada, pero quién sabe, a lo mejor nos envenenan poco a poco y no nos damos cuenta.

Luego también nos hablan de las hormonas y que habrá servicios de hormonación que supongo será que te den pastillas y cosas para ser más niño, más niña o más nada, pero lo que es peor es que como se mezclen nuestras hormonas naturales con las que nos den, el follón que tendremos va a ser tremendo y nos hervirá la sangre y la cabeza como el puchero de las abuelas por Navidad.

Ilustración: luis wokeLu Tolstova

Yo creo que nos deberían dejar tranquilos creciendo de forma natural y cada uno a su aire y en su momento porque mucho me temo que como dejemos hacer a esos mayores que no entienden nada, o lo entienden mal, a cualquier niño o niña sana nos van a convertir según parece en enfermos crónicos, es decir, para siempre.

Esto de crecer es muy complicado porque parece que si no tenemos problemas en el corazón y en la sangre nos los van a crear, no se nos pondrán duros los huesos con lo que cada caída o golpe será un hueso roto. Y algo que no entiendo bien todavía y es que no podremos tener hijos ni ser papás o mamás porque si nuestras mamás nos pusieron en el mundo, por qué ahora no quieren que nosotros hagamos lo mismo.

Todo esto me huele a mí como un melón podrido o como huelen las cloacas, pero hay algo que me da miedo y no me deja dormir por las noches y hasta el otro día pregunté a mis mamás a lo que me contestaron que no me preocupara o, mejor dicho, no me contestaron. Yo leo todo lo que me pasa por delante y me gusta leer porque pienso y me imagino lo que leo, le pongo cara a la gente y me invento sitios o paisajes, pero el otro día leí no sé qué de que nos van a cortar cosas, nos pondrán o nos quitarán cosas y eso seguro que hace mucho más daño que cuanto te ponen una inyección o te pillas los dedos con una puerta. Y me pregunto por qué quitar o poner sin necesidad que es como pillarte los dedos adrede. Qué tontería.

Además, he visto que a las lagartijas si les cortan la cola les vuelve a crecer lo mismo que nuestro pelo o nuestras uñas, pero según parece hay un montón de cosas que si nos las cortan no vuelven a crecer más. Y ya te quedas así para siempre.

Claro, si quieres que te corten algo no te puedes arrepentir en toda la vida, y si te arrepientes te aguantas porque ni te pondrán ni te quitarán lo mismo, pero será de plástico.

Yo, como mis amigos y amigas del cole, espero seguir creciendo de forma normal y no me interesa en absoluto que me duela nada ni que me quiten o me pongan cosas sin necesidad. Además, recuerdo a mi abuelo carpintero y la que lio porque le cortaron un dedo que se había pillado con una sierra. Solo eso ya me pone los pelos de punta.

P.D. Veremos si me sigo haciendo mayor, pero por ahora le vuelvo a dedicar el artículo a Irene, Irena, Ireno Montero y la cuchipandi como responsables del intento de asesinato de la pubertad y el daño que están haciendo a una generación de niños y jóvenes que podrían ser más normales y felices sin ellas. Estoy seguro de que cuando desaparezcan de nuestras vidas, nadie las echará de menos.

  • Mariano Gomá es presidente de Foro España y España Cívica