El aborto y el viaje al centro del Partido Popular
El viaje del PP al centro resulta ser así un viaje a ninguna parte y una artimaña de la que se sirve la izquierda para poner a la derecha a su servicio
Las recientes declaraciones y propuestas en relación con el aborto efectuadas por el líder de Vox en la Junta de Castilla y León en estos últimos días han levantado una escandalosa polvareda alentada por parte de los medios de comunicación afectos al Gobierno que ha obligado al PP a salir a la palestra dando muestras de una notable incomodidad. Este tipo de asuntos parecen poner en cuestión el llamado viaje al centro que propugna Alberto Núñez Feijóo que ha hecho de la moderación y el centrismo su principal imagen de marca.
¿Pero tiene algo que ver –me pregunto yo– el aborto con el llamado viaje al centro del que habla habitualmente Núñez Feijóo para su Partido Popular? Yo, la verdad, es que no lo entiendo.
Está claro que a la izquierda se la identifica como defensora del derecho al aborto y a la derecha, más bien, como paladín del derecho a la vida, pero no llego a comprender qué piensa ciertamente el centrismo sobre esta importante cuestión. ¿Está, en realidad, a favor o en contra del aborto?
Pareciera que la posición centrista está más cerca de lo que piensa la derecha que lo que defiende la izquierda, pero expresándolo siempre con una enorme ambigüedad, por miedo a ser calificado por la izquierda como facha o partido ultra. Va a resultar, al fin y a la postre, que el centrismo en realidad es algo que caracteriza manifiestamente a un político de corte gallego. Recuerdo oír decir al perspicaz e inteligente ministro Pío Cabanillas que si por casualidad te topas con un vecino gallego en la escalera de tu casa no sabrás nunca si baja o si más bien sube. A lo mejor Feijóo, en la nebulosa en la que se mueve, sí sabe lo que quiere, pero no nos lo dice. Eso hasta cierto punto sería más tranquilizador porque así nos evitaría volver a la era Rajoy que siempre consideró esta clase de temas muy engorrosos y que es mejor orillar.
Podemos no solo estuvo siempre a favor del aborto, sino que ha conseguido que incluso el PSOE lo eleve a categoría de derecho. Esto es, lo que llamamos la izquierda considera que la madre tiene derecho a interrumpir el embarazo cuando lo desee. Lo grave es que la pretendida interrupción del embarazo encierra una vil y mentirosa manera de camuflar el verdadero fin de la interrupción que no es otro que poder dejar sin vida a una pobre criatura indefensa en el seno de su madre. Muchos consideramos que es una barbaridad impropia de una sociedad a la altura del siglo en que nos encontramos, pero al menos, políticamente representa una posición nítida para su electorado. Todo el que vota al PSOE y a Podemos y a otros compañeros mártires sabe a qué atenerse a la perfección y están decididos a actuar en consecuencia.
Los partidarios de una opción considerada como de derechas rechazan que el aborto sea admitido como derecho, pues lo considera más bien una tragedia para la madre a la que habría que ayudar de la mejor manera posible para encarar la difícil situación en que se encuentra. No obstante, en las filas conservadoras es habitual reconocer algunas matizaciones que llegarían a alumbrar en la práctica dos distintos tratamientos de la cuestión. Los que luchan por erradicar el aborto de manera firme y terminante y los que aceptan que hay casos o supuestos, siempre reglados y comprobados debidamente, en los que el aborto podría aceptarse como un mal menor (en casos de malformación del feto o peligro grave para la vida de la madre; o en el caso de una flagrante violación).
Pero lo que no se conoce todavía es en qué consiste y qué es lo que predica el centrismo en el caso del aborto. Bueno sí, a lo mejor lo que pretende es que alguien les saque del atolladero a poder ser el Tribunal Constitucional con lo que reconocen implícitamente que no tienen opinión propia y deciden que lo mejor es lavarse las manos como Pilatos. Es decir que cuando uno vota al PP moderado y centrista no sabe qué hará luego con su voto ante tan relevante cuestión. En el fondo el centrismo militante considera esta clase de temas como un verdadero lío (Rajoy dixit). Lo importante verdaderamente es la gestión económica, la bajada de impuestos, la creación de puestos de trabajo, el problema de las pensiones y así indefinidamente.
El impuesto del Patrimonio y el de Donaciones y Sucesiones parece importarles más que el engorroso tema del aborto. «Dejemos a la izquierda que se ocupe de esas cosas –el aborto, la eutanasia, el mundo trans y la ideología de género– que nosotros nos ocuparemos de lo realmente importante, el PIB, el crecimiento económico, la vivienda y las pensiones» parecen defender los adalides del centrismo.
Sería, por ello, más honesto no tratar de engañar a la gente y decir claramente que no van a derogar ni modificar las leyes y disposiciones de carácter moral y cultural que ha propuesto la izquierda en esta legislatura, en vez de hacer pomposas proclamas en las campañas electorales que luego al llegar al Gobierno suelen dormir el sueño de los justos.
En el fondo, el PP vive atemorizado por la izquierda, pues si acepta sus postulados y acata sus leyes es recompensado con un diploma centrista, pero si recurre y decide derogarlas entonces es calificado de partido ultra y hasta fascista.
El viaje del PP al centro resulta ser así un viaje a ninguna parte y una artimaña de la que se sirve la izquierda para poner a la derecha a su servicio. Con la excepción de la UCD que sí tuvo una razón de ser en la Transición, todos los intentos centristas ensayados a posteriori por distintos líderes políticos no han sido capaces de perdurar.
- Ignacio Camuñas Solis fue ministro para las Relaciones con las Cortes (1977-1979)