Coge tu mula, tu hembra y tu arreo...
En la historia, música, poesía, cine y escenario cotidiano de nuestra sociedad se han escrito, cantado, recitado, filmado y establecido conceptos que hoy en día pueden entenderse de otra manera
Espero que de forma inmediata el lector comprenda el sentido de un título que es provocador, aparentemente, y hasta digno de una actual repulsión por el clima al que nos está conduciendo la cuchipandi que nos gobierna y que, lejos de abordar los graves problemas que España tiene, nos sumerge en un mundo irreal e irrespirable.
Joan Manuel Serrat, que no creo yo sea sospechoso de ser un machista despiadado, un facha con uniforme de la Gestapo, ni un acosador y violador de mujeres, escribió en su poema y canción Mi pueblo blanco la estrofa entresacada del mismo y que da título a ésta artículo.
Y asumido ello quiero destacar que en la historia, música, poesía, cine y escenario cotidiano de nuestra sociedad se han escrito, cantado, recitado, filmado y establecido conceptos que hoy en día pueden entenderse de otra manera. Las mujeres se han integrado, y lo que les queda todavía, en el mundo de la igualdad, de la formación y de las responsabilidades de progreso colectivo.
Cierto es que en la evolución humana se convivía, todavía se convive en cientos de millones de personas, en un mundo machista en el cual la fuerza física primaba sobre los derechos humanos y sobre todo de las mujeres que asumían y ejercían su papel como creadoras del nido, cohesionadoras de la familia y la convivencia en la tribu, protectoras de las crías indefensas y finalmente responsables del asentamiento humano.
Pero lógicamente en la evolución, la pérdida de la necesidad y hegemonía de la fuerza sobre la inteligencia ha aparecido de forma inmediata la potencia humana del sexo femenino desplegando toda su energía intelectual y, por qué no, también física por su capacidad de engendrar y perpetuar la especie animal y, por tanto, humana.
Serrat, en ese maravilloso poema y canción, dice más... y las muchachas hacen bolillos, buscando ocultas tras los visillos, a ese hombre joven que noche a noche forjaron en su mente, fuerte pa' ser su señor y tierno para el amor.
No podemos demonizar una manera de vivir y de armonizar la convivencia social y familiar de tiempos pretéritos en los que la mujer tenía un papel, quizás injusto, pero siempre eficaz y protagonista, una vez aceptado el matriarcado, con sus derechos mermados u obstruidos.
Pero con más prisa y menos pausa se están recuperando para llegar a un total equilibrio en derechos y deberes de forma natural y no impuesta como pretende la sección femenina del gobierno y sus estructuras cuchipamdi.
Todos estamos de acuerdo en que el mundo evoluciona rápidamente, que en la prehistoria quedaron los cazadores, que en la historia quedaron los camioneros y los albañiles, y que hoy día la inteligencia, la creatividad, el protagonismo absoluto en nuestra supervivencia y todo lo que hace a la mujer imprescindible, conducen al mundo al respeto a todo lo femenino así como al rechazo a todo movimiento feminazi, por hablar en plata.
Siempre he pensado que cuando los movimientos se salen de contexto, se manipulan y se intoxican con mentiras y delirios se alimenta la violencia y sobre todo la sobreactuada violencia, en manos de personas indocumentadas, arribistas o simplemente incultas, convirtiéndose en un arma de guerra que destruye cuerpos y almas.
Que hoy día se nos venga, por parte del grupito del Pim Pam Pum, a descubrir el o los géneros, el arte del gozo, las intimidades del placer, cómo somos o cómo deberíamos ser en nuestra intimidad, que a mi entender es el sacrosanto bastión de la libertad personal, me parece la más sobrenatural o antinatural acción destructiva del ser humano como explicaría H.G. Wells o por el contrario el engendro más idiota e irracional que se le puede ocurrir a un ser humano, sin querer concretar aquí a quién me refiero.
La desviación de la condición humana lamentablemente conduce al mundo, unos por razones incultas y antiguas y otros por tristes y hoy innecesarios machismos de músculo y pelo en pecho por violencia y dominación física, a una vergonzosa manifestación del evidente complejo de inferioridad intelectual en la convivencia familiar y social. Las dos primeras razones se resuelven con cultura y evolución y la tercera debe resolverse con educación, disciplina y correctivo inmisericorde en la Ley y el Código Penal. ¿Me escucha, señora Montero?
Pero finalmente de lo que estoy seguro es de que la mujer alcanzará en breve su protagonismo y dirección de la especie sin necesidad de cupos, cuotas y demás inútiles cursiladas situadas hoy dónde no deben estar. Y nadie conseguirá demonizar la historia, ni destruir a los escritores, ni borrar a los artistas y, mucho menos callar a los poetas.
- Mariano Gomá es presidente de Foro España Cívica